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CAPÍTULO XLVIII

DE LOS MINISTROS TOGADOS Y OTRAS
PERSONAS DE LETRAS, EMPLEADAS
EN OFICIOS POLÍTICOS DE HONRA
Y CONFIANZA

 

Doctor Don Juan de Aréchaga y Casas, graduado en el Derecho Civil en Salamanca, Catedrático de Instituta de ella, Oidor decano y Presidente de Sala de la Real Audiencia de México, Consultor del Santo Oficio, Conjuez del Tribunal de la Santa Cruzada en dicha Corte, Gobernador del estado de la Nueva España, Gobernador y Capitán General de la provincia de Yucatán y Juez de residencia del Excelentísimo Señor Virrey Conde de Paredes. Escribió y dio a la estampa un tratado con el título de Aréchaga, Commentaria juris civilis, habiendo merecido por esta obra y otros lucidos actos que tuvo en aquella famosa escuela, el aplauso y estimación de muchos de sus principales alumnos, particularmente del Eminentísimo Cardenal Sáenz de Aguirre, como se verá en el lugar que cito. De su integridad y nobles prendas habla honoríficamente el doctísimo Padre Castillo, escritor insigne, al cual remito al lector.

El Licenciado Don Tomás Recino, estudió y fue graduado en ambos Derechos en la referida Universidad de Salamanca por los años de 1663 y 68: substituyó en ella varias Cátedras, y legó once veces de oposición a la de Prima, Vísperas, Digesto viejo, Volumen y Código. Escribió un tratado A quibus adquiri et constitui possunt servitutes, explicando todos los textos concernientes a la materia. Fue Alcalde mayor de la villa de Ugijar y Teniente de Corregidor en la ciudad de Granada, Abogado de su Cancillería y de los Reales Consejos, Juez de millones en la ciudad de Sevilla, y electo Oidor de la Real Audiencia de Manila.

Licenciado Don Martín de Recabarren, colegial del mayor de Santa María de Todos-Santos en México, Catedrático sustituto de Prima de leyes en su Universidad, Oidor de las Reales Audiencias de Panamá y Chile, Corregidor y Auditor de guerra y Superintendente del Puerto de la Concepción en el Reino de Chile. Hizo cuatro oposiciones a las primeras Cátedras de dicha Universidad, que le eligió su Conciliario.

Licenciado Don Ambrosio de Santaella y Melgarejo, Colegial Presidente del de los Comendadores de San Ramón de México, Oidor de la Real Audiencia de Guatemala y Juez de bienes de difuntos en ella; Fiscal del crimen y de lo civil en la de México, últimamente Oidor de ésta. Fue protector del Colegio mayor de Santos en la Universidad de dicha ciudad y en ella hizo varias oposiciones a las cátedras de ambos Derechos; escribió y dio a la prensa en la de la viuda de Miguel de Rivera una docta alegación sobre cierta causa de inmunidad que cita la Biblioteca Mexicana.

Licenciado Don Francisco de Castilla Borroto, Colegial Presidente del Colegio de San Ramón, Rector tres veces del mayor de Todos-Santos, Abogado Fiscal y Oidor de la de Manila, sujeto muy acreditado por su literatura e integridad, y celebrado dignamente en la obra que cito.

Licenciado Don Francisco Gómez de Algarín, colegial del insigne de San Ramón, Oidor de la Real Audiencia de Guadalajara. Licenciado Don Juan Aparicio del Manzano, graduado en México y Fiscal del Rey en la antedicha.

Licenciado Don Gregorio Lazo de la Vega, Teniente de Gobernador y Auditor de guerra de la ciudad y provincia de Cartagena de Indias, Consultor del Santo Oficio que reside en ella, electo Oidor de Quito, a donde no pasó por su muerte.

Don Antonio de Alarcón y Ocaña, Corregidor y Justicia mayor y Capitán a guerra de la ciudad de Jaén y después de la de Granada y Superintendente de ella; celebrose su discreción y conducta en un poema impreso en Jaén con motivo de las demostraciones plausibles que ejecutó dicha ciudad en la coronación de nuestro católico Rey Don Luis I.

Licenciado Don Francisco Ramírez de Lescano, graduado en la Universidad de Salamanca, Teniente de Gobernador y Auditor de Guerra de la ciudad de Cartagena, Consultor del Santo Oficio, Alcalde mayor de la de Gibraltar y de la villa de Cáceres en los Reinos de España, en donde fue ocupado en varias comisiones por el Supremo Consejo de Castilla, el de Hacienda y Guerra, desempeñándolas todas con gran aprobación, de que se le dieron las gracias.

Licenciado Don Dionisio de Quiñones, Abogado de los Reales Consejos, Auditor general de la gente de guerra de las armadas de galeones, últimamente de los del cargo de Don Diego de Ibarra.

Don Francisco de Mella y Frías, Corregidor de la provincia de Huehuetenango y Totonicapan, del Reino de Guatemala. Don Sebastián de Medrano, Corregidor y Capitán a Guerra de la ciudad de Tunja en el Nuevo Reino de Granada.

Don José de Zepeda y Aguilar, Corregidor y Justicia mayor de la Provincia de Guarachirí en el del Perú. Don Marcos López de Noroña, Corregidor y Teniente de Capitán general de la ciudad de Antequera y Valle de Oaxaca.

Don Antonio López Matozo, Regidor y Contador de menores de la ciudad de la Veracruz, Gobernador y Capitán a guerra de la ciudad y provincia de Tlaxcala, que por tiempo de ocho años le ha concedido Su Majestad.

Don Juan Valentín de Moya, Tesorero de la Casa de la Contratación de Cádiz, en cuyo empleo acreditó su desinterés y grande aplicación al real servicio hasta su muerte.

Don José Antonio de Ambulodi y Arriola, Tesorero de marina del departamento de Alicante.

Don Felipe Fernández Pacheco, Oficial de la Real Hacienda de la ciudad y minas de Pachuca por Su Majestad e interino de las Reales Cajas de México por nombramiento del Excelentísimo Virrey de la Nueva España.

Don Francisco de Ciscara, Caballero de la orden de Santiago, Ministro de la Real Hacienda del Puerto de la Veracruz. Doctor Don Juan Vázquez de Hinestrosa, graduado en Medicina en la Universidad de México y Catedrático propietario de la de Vísperas en ella.

Doctor Don José Escobar y Morales, Catedrático propietario de la de Matemáticas en la misma Universidad. Fue graduado de Doctor en Leyes y Medicina y de Bachiller en las demás facultades, porque a su gran talento ninguna fue extraña. Murió año de 1737 y en la Gaceta de dicho año, impresa en la oficina de Doña María de Rivera, se le dan los debidos elogios de su acreditada literatura y aciertos.

Licenciado Don Manuel Rodríguez Calvo, colegial del de San Ramón de la Corte de México y Abogado de su Real Audiencia, habiéndose opuesto el año 1735 a la canongía doctoral de la Catedral de Manila y sido preferido a los demás opositores y propuéstolo a Su Majestad el Señor Arzobispo Virrey en primer lugar, la renunció, quedándose sólo con este mérito y el honor de su experiencia y relevante suficiencia para otras mayores ocupaciones.

Excuso por lo expuesto en el capítulo antecedente añadir en esta clase otros muchos sujetos, que así en el reino de la Nueva España como en distintas partes de este Nuevo Mundo, han ejercido con aprobación varios empleos de confianza, así de Justicia como de Real Hacienda.


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