CAPÍTULO XL
DEL HOSPITAL DE SAN JUAN DE DIOS Y DEL DE MUJERES DE QUE ES TITULAR SAN FRANCISCO DE PAULA
De los cuatro hospitales establecidos en esta ciudad para la
curación y alivio de los dolientes es el principal en orden y antigüedad
el del caritativo Padre San Juan de Dios, conocido por el Hospital
Real de San Felipe y Santiago, en cuyo día se hizo la dedicación
de su iglesia, como refieren algunos cronistas. Vinieron a esta
ciudad de la de Cádiz el año de 1603 tres hermanos hospitalarios,
de quien era superior el Padre Fray Diego de Fuentes, a los cuales
en cumplimiento de la orden de Su Majestad se les entregó la
hospitalidad que antes había en ella, y que según entiendo estuvo
situada en distinto paraje, cercano al mar, conforme a lo que se
percibe de algunos cabildos de aquellos tiempos y de otros monumentos
que por la letra y estilo están difíciles de entenderse, el
cual sitio por menos cómodo creo abandonarían los fundadores,
tomando muy desde luego a su cargo lo que era tan legítimo empleo
de su profesión y tan debido a la confianza del Soberano que
los destinó para él, experimentando en la beneficencia del Reverendísimo
Obispo Don Fray Juan de las Cabezas, atenciones y
oficios muy paternales.
Por el año de 1617 se mandó aplicar por el Rey para el socorro
de las necesidades de este hospital la mitad del ingreso de penas
de cámara, y por cédula de 22 de enero de 1634 que se le acudiese
con un real de cada plaza de soldado de los que servían en este
presidio; pero no pareciendo suficiente el producto del primer
ramo destinado, se le asignó de los reales novenos que pertenecen
a Su Majestad de la renta decimal, cantidad considerable que se le
contribuye y percibe efectivamente cada año, disfrutando, a más
de ésta, otras muchas que le han situado los vecinos para manutención
de los enfermos y religiosos y crecidos gastos de su curación
y subsistencia.
En el siglo pasado, según la cronología de su orden, tenía esta
casa cien camas y parece se computaba curaría al año ochocientos
enfermos; pero con el aumento, multiplicación del vecindario y
mayor frecuencia en el comercio, ya no se reputan ni cuentan por
cientos los dolientes que curan, sino por millares, para lo que ha
sido forzoso crezca también la comunidad, que pasa el día de hoy
de treinta religiosos.
El sitio de la iglesia y hospital está hacia el norte y tiene su
fachada al este. El cuerpo de aquella es mediano, pero adornado
de varios altares. En el principal, que es de muy buena talla, está
colocada la prodigiosa imagen de Nuestra Señora del Monte, de
quien se calificaron en la antigüedad muchos milagros. Celébrase
en la festividad de la Presentación de la Santísima virgen con un
octavario, que fue en otros tiempos de los más solemnes y plausibles
que ha habido en esta ciudad, porque lo reciente de sus maravillas
avivaba entonces el fervor de los fieles para el obsequio y la
gratitud de los favorecidos para la retribución, y ahora apenas se
conserva la memoria de ellas en las tibias aunque religiosas expresiones
del culto. Están erigidas en este templo las devotas
cofradías de Santa Ana y la de Nuestra Señora de la Soledad,
costeando esta última todos los viernes Santos la seria y edificativa
procesión del entierro de Cristo Nuestro Señor, cuyo sepulcro y
las andas de Nuestra Señora son de mucho precio.
Tiene para habitación de los religiosos un claustro alto y capaz,
y tres salas bajas muy espaciosas para los enfermos, y aun ya
no son suficientes en ocasiones para la copia de ellos que ocurre y
que hace a veces forzoso desacomodar de sus viviendas a los mismos
asistentes y aun labrar en los ambulatorios o pasadizos del
claustro piezas provisionales en que recogerlos y curarlos, para
lo que está proveído de botica abastecida de drogas y medicinas
proporcionadas a la variedad y multitud de dolencias que en él se
curan.
Pertenece esta Casa de hospitalidad a la Provincia del Espíritu
Santo de la Nueva España, cuyo capítulo le provee de priores y
demás oficiales para su régimen cada tres años. De los prelados
que la han gobernado han ascendido dos a las comisarías generales
que tiene la religión en estos reinos. El Reverendo Padre Fray
Diego de Gusquila al de las Provincias de Tierra Firme y el Reverendo
Padre Fray Francisco Barradas al de México.
El Hospital de mujeres dedicado a San Francisco de Paula,
máximo Patriarca de los Mínimos, que después del precedente es
el más antiguo, tuvo su origen de la última voluntad y piadosa
disposición de Don Nicolás Estebes Borges, natural de esta ciudad
y Deán de la Santa Iglesia de Cuba, de quien se ha hecho
memoria en otra parte de esta obra, debiendo a la autorizada protección
del Maestre de Campo Don Francisco Dávila Orejón (en
quien se enlazaban con exquisita concordia lo político, lo militar y
lo religioso) los más sólidos fundamentos para la erección de la
iglesia y fábrica de las enfermerías. El año de 1665 pidió al Cabildo
de esta ciudad se le hiciese merced de cuatro solares para recompensar
a ciertos vecinos el sitio de que quería valerse para el establecimiento
de la expresada casa; y habiendo conseguido la gracia
y hecho la remuneración debida con el auxilio del Señor Obispo
Don Juan de Santo Matías, y la piadosa condescendencia del vecindario,
consumó la fábrica del templo y hospicio, que se formalizó
con la dotación de 40,000 pesos de principal, para la subsistencia
de cuatro camas en que se mantuviesen y curasen mujeres
pobres y desvalidas, destinando para el cuidado y asistencia corporal
una enfermera o madre y una esclava o criada para su servicio,
y médico asalariado. Para lo espiritual se estableció un clérigo
capellán y un ordenante para la sacristía, nombrándose también
un presbítero mayordomo administrador de sus intereses.
Fundose cofradía del santo titular, cuya devoción me persuado
tuvo origen en esta ciudad de la especial merced que con
tantas señales de milagros experimentaron sus moradores el
año de 1602 en la gravísima epidemia que padecieron, pues habiendo
ocurrido a su patrocinio en aquella general calamidad y
hecho voto de celebrarlo, lograron por su ruego e intercesión se
aplacase la ira divina, cesando inmediatamente el contagio, como
se relaciona en la crónica del Santo, que ha favorecido con otros
beneficios prodigiosos a esta ciudad en distintas ocasiones y conflictos
en que ha solicitado su amparo, de que se refieren algunas
en sus historias.
El año de 1730 padeció ruina con un recio temporal de viento y
agua el antiguo templo, y se comenzó a labrar otro nuevo, formándose
de bóveda la capilla mayor y las colaterales, con su cúpula y
linternas, en cuyo estado, con especial recomendación de Su Majestad,
tomó a su cargo la obra el Ilustrísimo Lazo, dando breve y
cabal cumplimiento a la renovación de la enfermería y conclusión
a la iglesia el año de 1745, con igual esmero al que se reconoce en
todas las demás que emprendió este magnánimo prelado. A más
de las salas y cuartos precisos de la hospitalidad, le fabricó capaces
viviendas para el mayordomo y capellán, continuó el templo
de bóveda y lo adornó con un buen retablo, ilustrando la portada
con algunas imágenes de piedra. Está situada esta casa a la parte
del sur, en un ángulo de la población, por donde empieza a correr
hacia el occidente. Hay en ella hermandad del Rosario, de que es
patrona Nuestra Señora de las Nieves, que se venera en esta
iglesia.
Su actual mayordomo, Don Pedro Alonso Lodares, Comisario
de la Santa Cruzada, ha dotado una cama más sobre las cuatro
que tenía, y ha representado a Su Majestad se halla en ánimo de
completar hasta el número de doce y levantar las viviendas de la
hospitalidad, para que se curen las mujeres de calidad con separación
de las otras de distinta clase, que será obra importante y muy
propia de su piadoso corazón, que en tantos años de manejo ha
experimentado la necesidad que hay de ampliar esta casa, para el
alivio de tantas pobres infelices como ocurren a buscar en ella la
salud, que por otros medios no pueden conseguir.
|