INTRODUCCION.(1)
La isla de Cuba hace ya un papel muy distinguido en el mundo por su
comercio, población y riqueza, para que su historia sea desconocida ó solamente
se encuentren relaciones diminutas acerca de sus progresos, escritas
las unas por autores apasionados que han apelado á la fábula para embellecer
sus tareas, y las otras por enemigos envidiosos de su prosperidad y
grandeza, que la han desacreditado; exigía pues el honor nacional abrir al
público los archivos, y dar un testimonio del acierto con que ha sido gobernada,
de las ventajas con que brinda su posición y suelo, de la aplicación
de 9118 moradores y de los recursos con que ha contado y cuenta, de la fertilidad
de sus terrenos, de la abundancia y comodidad de sus puertos, de
sus ciudades y pueblos; en suma formar su historia política, militar, civil y
económica para desvanecer cuanto por esceso ó por mengua se ha difundido
con notable ofensa suya.
Bien convencido de esta necesidad el Escmo. Sr. D. Francisco Dionisio
Vives emprendió In formación de su Estadística, escogiendo un número
competente de oficiales distinguidos por sus conocimientos y laboriosidad,
para que reconociéndola en todas sus direcciones, y estudiándola bajo de todos
conceptos, acopiaren datos de suma importancia; cuyo trabajo seguido
con empello, produjo al cabo de poco tiempo una relación estadística sumamente
interesante, que sirviendo de base para la historia, hace por si sola
el elogio del ilustre jefe que la concibió y llevó á su término.
Esta obra era y es muy necesaria, pues hace pocos años que el célebre
Barón de Humbold, nuestro amigo, publicó su Ensayo político sobre la. Isla
lleno de noticias muy apreciables y curiosas, que llaman la atención y la
hacen conocer al mundo civilizado; pero la inexactitud de algunos cálculos,
las ideas erróneas que necesariamente debe desenvolver cualquiera que por
muchos años no sea habitante de un país, que no lo conozca perfectamente
y que no escriba en él, cuando intenta presentar un cuadro positivo de sus
recursos y opulencia, eclipsaron los brillantes destellos que por otra parte
parecen y cuyas consecuencias desfavorables para nosotros, tienen más
riesgos de los que á primera vista se asoman.
Porque los errores de un escritor en cualquiera ciencia pueden ser disimulables
aunque logre un número crecido de prosélitos, pues la razón los
combate y hace triunfar la verdad; pero en esta clase de materias producen
trascendentales perjuicios, y como para desmentirlos es forzoso no oponer
discursos solamente, sino datos contra datos, la impugnación es penosa y algunas
veces es imposible. Así pues, para desvanecer las inexactitudes del
Ensayo político, que aunque dictadas por la mejor intención eran temibles
sin embargo, y la inmensa muchedumbre de sarcasmos, falsas suposiciones
y patrañas con que otros viajeros menos amigos de la Isla, que el célebre
Barón han sembrado sus escritos, sin mas examen ni noticias que la corta
permanencia de algunos días en esta ciudad, ó relaciones apócrifas y deficientes,
obligaron al Gobierno á tomar sobre si un trabajo tan dilatado, tan
penoso y de tamaños costos.
No nos toca juzgar el resultado de esas tareas, pues miembros de esta
comunidad se creería que la pasión hablaba solamente, y que era nuestro
intento callar sus defectos. Nosotros confesamos con candor que después
del examen escrupuloso que hemos hecho, no encontramos sino faltas muy
ligeras, que proceden de lo complicado de la obra, de los obstáculos invencibles
con que ha sido preciso luchar, y hasta de las preocupaciones y recelos
del vulgo, cuando el gobierno hace indagaciones acerca de los objetos
que forman su propiedad: faltas á que está sujeta toda empresa de esta clase;
y que no desfiguran sin embargo las mas perfectas que se conocen de su
género, las cuales van desapareciendo á fuerza de nuevas rectificaciones y
acercándose cada vez mas á su perfección; puesto que llegar á su término
es un imposible como lo sienten los mas sabios economistas.
Mas al observar ese precioso cuaderno, se persuadirá cualquiera del tino
con que ha sido dirigido, y del ilustrado empeño con que se ha formado. No
es una árida Estadística, hacinada de datos y cálculos minuciosos y cansados;
es un cuadro interesante del estado religioso, político, militar, civil y
económico de esta opulenta porción de los dominios españoles, su posición
geográfica, figura y fecundidad del terreno, la descripción exacta de sus
producciones, las diversas calidades de estas, su historia natural y mineralógica,
prescindiendo de cuanto tiene relación con sus anales y con la parte
gubernativa, hacen de esta obra para lo sucesivo el libro manual que consulte
incesantemente todo habitante de este país, y todo extrangero que desee
conocernos.
Pero quedaría imperfecta á la verdad, si al paso que se demuestra lo
que somos, no se investigara lo que hemos sido; si en tanto que se describen
los recursos de nuestro prosperidad presente, no subimos á su origen
demostrando los medios que se adoptaron para seguir esta carrera, y como
en las diferentes épocas de su existencia política, las providencias benéficas
de su gobierno y su constante contemplación y esmero, la han dado un impulso
tan prodigioso, colocándola en el rango de los países de primer orden
que figuran en el mundo comercial.
Para esto una corporación respetable creada por la sabiduría de nuestros
Monarcas, en una de sus épocas mas risueñas, cuando apoyaban el trono
las dos columnas mas fuertes de la monarquía en el siglo XVIII, el
Conde de Campomanes y el de Florida Blanca, cuando la Habana gozaba
del gobierno del humano y sabio General D. Luis de las Casas, se la encarga
de formar su historia. Al instante su Director nombra una Comisión de
su seno para que se ocupe de la empresa; los archivos públicos se abren á
sus investigaciones, y los particulares franquean copias de cuantos documentos
importantes poseen; individuos amantes de este suelo residentes en la
metrópoli, se brindan á registrar los de Sevilla, Madrid y Simancas y cuantos
otros puedan guardar papeles relativos á la Isla, y la Comisión bajo de
tan bellos auspicios principia sus tareas.
En dos sesiones se distribuyen los diversos ramos que es necesario contemplar,
se examinan los documentos que posee; pero á los primeros pasos
se encuentra embarazada con infinidad de obstáculos. Deseando seguir
como testo, alguno do los manuscritos que le dejaran el celo y laboriosidad
de distinguidos hijos suyos, que en otro tiempo habían acometido esta empresa,
los analiza todos; llámale principalmente la atención el de D. Martín
Félix de Arrate, lo juzga á la luz de las ideas que ha adquirido; y aunque
elegante en su lenguage, exacto en sus noticias, preciso en sus descripciones
y desapasionado cuando trata de averiguar cualquier hecho importante,
lo limitado de su plan, pues solo abraza la ciudad de la Habana, lo hace
deficiente para el objeto propuesto. En vano ocurre á Urrutia y Valdés
para que la ilumine, otro plan diverso se observa en ellos, difusas disertaciones
acerca de puntos insignificantes y obscuridad en lo mas sustancial, y
si es verdad que en algunos lugares sus noticias sen del mayor precio, están
mezcladas de tal suerte que dejan perplejo y confunden al que las
analice.
En tan penosa situación ¿qué otro temperamento podría adaptarse sino
comenzar de nuevo la obra? Tal fue el resultado de las primeras sesiones
que hubiera arredrado á cualquiera que no le animase el celo de la Comisión.
Así pues, leído el informe de los encargados de examinar aquellos manuscritos,
atendida su nulidad como historia do la Isla, sólo so entretuvo ya en
los medios de llevar al cabo la empresa; y en estas circunstancias ¿podía
abandonarse á ella? ¡Cuán grata hubiera sido semejante idea! Pero los
documentos que poseía no llenaban sus deseos; obras voluminosas de los
escritores y cronistas del nuevo mundo le brindaban ciertamente materiales;
los primeros pasos del descubridor, el estado político de la metrópoli en
aquella época tan notable, estaban muy marcados; y la última colección
publicada por el Sr. Navarrete, las obras de Washington-Irving, y otras
muchas antiguas y modernas no dejaban que desear; pero por desgracia la
Isla do Cuba no fue la posesión mas interesante de la Monarquía á los
principios, y ocupados los historiadores esclusivamente de la Española, solo
hablan muy de ligero acerca de lo que nos interesa.
¿En donde hallar pues, documentos que dieran una idea exacta de su
primitiva población, de su religión, de sus cultivos, del estado de su civilización,
en donde los relativos á la colonización, á la conducta del gobierno
los primeros años, á las nociones que se tuvieron al principio acerca de
su opulencia y recursos? Esto á la verdad exigía tiempo: pocos materiales
eran los que se poseían, y nada se lograba escribiendo por congeturas, y
sobre datos inciertos.
Porque no es tan insignificante como algunos quieren suponer este período
de la historia, ni es tampoco de mera curiosidad; la España como la
nación mas opulenta del globo, ha sido la mas expuesta al juguete de los
censores extranjeros, y al paso que sus armas hacían temblar á los ambiciosos
pueblos que trataban de usurparle sus propiedades ó manchar su honor
nacional; al paso que un cañonazo disparado en Cádiz desconcertaba los recónditos
proyectos de la diplomacia extrangera; las prensas abortaban acusaciones
sin fundamento, censuras atrevidas, que creciendo con las irrupciones
del fanatismo político, han llegado á formar un volumen en nuestros
tiempos que ofende la dignidad de la Monarquía.
Estos detractores desatendiéndose del admirable régimen prescrito en los
humanos Códigos de Indias, que debieron haber examinado con el detenimiento
que merecen, ya que se anuncian preconizadores de la filantropía han abultado
los hechos de particulares aventureros y de mandarines estraviados de
su deber, y descansando en estos abusos tan difíciles de precaver bajo ningún
sistema, han acriminado la conducta de la nación, no sólo para fomentar
las insurrecciones, sino también para oponer una barrera eterna entre los
países disidentes y la metrópoli, porque tal es el lenguaje que conviene á su
siniestra política. La Comisión no está en el caso de entrar en una discusión
tan dilatada, á pesar que se considera con suficientes ventajas para salir
con lucimiento, ni la nación necesita de tan débiles apologistas; pero al
describir la historia de esta Isla cree de su deber hacer patentes los irrefragables
documentos, que sin comentarios ni observaciones, hacen por sí solos
el elogio de la Madre patria con respecto á esta su hija predilecta.
Tales consideraciones que son del mayor peso, pusieron á la Comisión
en el caso, antes de principiar su empresa, de contemplarla detenidamente,
de buscar el resorte principal sobre cual debiera girar toda ella, pues como
no se tratara de la formación de la historia de una nación abundantes en
sucesos políticos y que haya figurado en la gran familia del universo, era
indispensables el estudiar sus recursos económicos y las providencias que su gobierno
había adoptado para descubrirlos y ponerlos en movimiento; pero
¡cuántas nubes era necesario disipar! Por desgracia esta Isla, como se ha
dicho, no llamó la atención desde sus principios, y confiado su gobierno á
un lugar-teniente del gefe de la Española, vino á ser una provincia subalterna.
Pocos documentos se han podido haber relativos á su estadística, á
la formación de sus pueblos, á su agricultura y á su comercio, pues á las
circunstancias referidas, se deben añadir las muy particulares de los incendios
sufridos en algunas de sus principales poblaciones, y del clima destructor
de los papeles y documentos.
Semejante falta aflije sobremanera á la Comisión pues Fray Bartolomé
de las Casas, dejándose arrastrar de sn entusiasmo y de su imaginación ha
desfigurado los hechos mas importantes, sembrando noticias que aunque
por sí solas están refutadas, en manos de nuestros enemigos, como emitidas
por un escritor contemporáneo, han servido para combatirnos y estraviar la
opinión universal, ¿cómo pues podrá la Comisión subir hasta esta época, tratar
del sistema de encomiendas estendido generalmente en América; separar
lo falso de lo verdadero, presentar el cuadro positivo de nuestra Isla, cuando
tremolando el pabellón de Castilla en sus costas, añadía al universo civilizado
una parte tan preciosa?
Desde el primer reconocimiento de sus playas por el Almirante basta la
llegada á ella de Diego Velázquez, desde entonces hasta la fundación del
pueblo de San Cristóbal á la parte meridional, desde su traslación al puerto
de Carenas en la setentrional, y por ultimo desde esta ocurrencia hasta el
establecimiento del gobierno en la Habana, hay vacíos inmensos, y las noticias
que hasta ahora se han adquirido son por la mayor parte ó incompletas
ó sospechosas. Un hecho muy notable y que el genio del mal parece que
ha querido sepultar para que no sirva de mayor comprobante contra los individuos
de una nación que mas nos han vilipendiado, ha sido la causa principal
de esta falta; el año de 1538 los piratas, franceses la mayor parte, horror
y espanto de la América, conocidos después con el nombre de Filibustieres,
entraron en la Habana á fuego y sangre, y con bárbaro arrojo robaron,
incendiaron y talaron su población hasta dejarla reducida á cenizas, obligando
á sus habitantes á tomar refugio en los bosques cercanos: este golpe
atroz nos ha privado de las noticias mas interesantes que se guardaban en
sus archivos. Sin embargo la Comisión se consuela con hallar duplicados
de los principales en los de la nación y al efecto ha dado instrucciones precisas
á sus comisionados en la Península, contentándose entre tanto con las
de Arrate y Urrutia en sus apreciables manuscritos. (2)
Para marchar con mas acierto ha considerado la historia dividida en cuatro
grandes épocas siguiendo los pasos de su engrandecimiento colonial. La
primera la ha fijado desde la llegada del Almirante D. Cristóbal Colon al
puerto de Nipe, hasta el asiento del Gobierno en la Habana: es decir, desde
el año de 1492 hasta el de 1556; pues aunque esta novedad no fuera sancionada
por la Corte hasta el año de 1589 como consta del Real nombramiento
de su primer Capitán General el Maestre de Campo Juan de Tejeda
los Gobernadores de la Isla residiéron desde aquella época constantemente
en esta plaza. La Comisión se propone acopiar para este espacio de tiempo
cuantos documentos tengan relación con las ideas que se formaron de su estado
salvage, de su población y recursos, la descripción del territorio, su situación
geográfica, sus producciones indígenas, entrar luego en el sistema
de colonización que adoptara el Gobierno haciéndose de los papeles diplomáticos
que manifiesten el estado de la opinión á fines del siglo 15 y principios
del 16, pues así solamente es posible contemplar las providencias del
Gobierno y el adelanto progresivo de las colonias.
La segunda época la fija desde el año de 1556 hasta el de 1761, durante
1a cual se formaron varias poblaciones, se ordenó con mas circunspección
su gobierno interior, se construyeron templos, edificios públicos y fortalezas,
se aumentó su guarnición y se estableció una Compañía bajo el real patrocinio
para facilitar mas la entrada y salida del mercado.
La tercera época termina en el comercio libre, y es fecunda en ocurrencias
interesantes: el bloqueo y toma de la Habana por las fuerzas británicas,
su evacuación, las conferencias y notas diplomáticas que pasaron durante
este período, el inespugnable estado militar en que se puso, el aumento de
todos los ramos de la agricultura, industria, comercio, población y ornato
público, la franquicia concedida. á la mayor parte de los puertos de la Península
de entrar en comunicaciones directas con ella, el alzamiento de los
Estados-Unidos y su final emancipación, la insurrección de la parte francesa
de Santo Domingo y las ventajas que sacara esta Isla por el aumento de su
población y riquezas; son acontecimientos del primer orden que atraen la
curiosidad del observador y le hacen deducir consecuencias de la mayor importancia,
demostrándole palpablemente los esfuerzos de nuestro Gobierno
en favorecerla, aprovechándose de la mas ligera circunstancia aun con enormes
sacrificios.
La última época, la mas brillante, y en la que parece que la naturaleza,
la política y la fortuna marchaban de acuerdo para elevar a al rango mas
distinguido, termina en el año de 1808: pues aunque la Comisión desearía
llegar hasta el gobierno del Escmo. Sr. D. Francisco Dionisio Vives, y administración
del Escmo. Sr. Conde de Villanueva, por lo florido del campo
que tuviera que correr, juzga con sentimiento que debe renunciar á esta placentera
idea, porque siendo una obra que ha de examinar la posteridad, teme
le acuse de parcial, como que escribe bajo el gobierno de SS. EE., y
viven aun muchas personas que han figurado anteriormente y disfrutan de
su poder e influencia. La Comisión lega con placer á la generación futura
esta interesante tarea, y la lega con la dulce satisfacción de que los que se
dedicaron á ella, tendrán á mano una abundantísima colección de datos, de
documentos, de hechos grandes y luminosos que les faciliten consumar una
obra, que la Comisión no lleva al cabo, no por falta de firmeza en anunciar
defectos, si los hubiera; sino por delicadeza y por no dar ocasión de emplear
su acrimonia á los que sólo se ocupan en censurar hasta las mas sanas intenciones.
Pero en ese período desde el comercio libre hasta el año de 1808 ¡cuantos
documentos hay que examinar! En ellos libra la Comisión su confianza
y con sólo darlos a la luz sin necesidad de comentarios ni observaciones, probará
victoriosamente el tino y sabiduría de nuestro Gobierno Supremo, que
con un solo golpe de su autoridad benéfica, hizo renacer de entre las malezas
que cubrían la dilatada y desierta extensión de Cuba, la opulenta abundancia
de la soberbia Tiro. Semejantes noticias comprobadas con las sucesivas
providencias, que por ser contemporáneas están al alcance do cualquiera.,
harán enmudecer ante el tribunal de la razón á nuestros enemigos, que no
cesan de ofendernos con acusaciones destituidas de fundamento y de verdad.
Este orden pues, se ha juzgado el mas á propósito para la formación de
la obra porque considerándola de esta manera, presenta un campo vastísimo
por donde correr y puede producir conclusiones útiles para mejorar su economía,
aumentar su población, y comparando los proyectos que se promuevan
con la esperiencia de los tiempos pasados, elegir con tino lo mas provechoso
y benéfico, porque la historia es el libro manual á donde el jurisconsulto,
el economista, el militar, el político, el simple agricultor, debe ocurrir
continuamente para encaminar sus pasos y operaciones. Así es que desde
que el furor metafísico se ha entibiado felizmente, y las ideales relaciones
que tienen entre si los objetos no ocupan la solicitud de los sabios, las ciencias
han dado pasos agigantados partiendo de datos positivos á investigaciones
probables, y la historia reducida entonces a servir de adorno á la elocuencia
como la mitología al poema, ha venido á ser ahora la piedra angular
do todo estudio. Por esto los pueblos han cuidado con esmero perfeccionar
la suya, y aunque el orgullo y ambición de fama ha tenido una parte
muy activa, la filosofía apoderándose de todos los ramos y posando en su
balanza los hechos importantes, ha perfeccionado la legislación, el arte militar,
la economía, la industria y la agricultura porque sin su auxilio el
sabor elemental, es vano por fecunda que sea la imaginación, que arrostrada
por si sola inventa sistemas bellos y seductores, que en la práctica vienen
á reducirse á polvo, ó que semejantes á las resplandecientes nubes que
algunas veces adornan el ciclo de las Antillas, se disuelven en espantosos
huracanes que amenazan la existencia do los países que cobijan.
Contemplando la historia pues, bajo de un punto de vista tan estenso, y
examinando los documentos que había para formarla, la Comisión se persuadió
fácilmente de la absoluta imposibilidad en que se hallaba de emprender
ese trabajo con la espedicion que hubiera querido, y renunciando por ahora
á la gloria con que se le brinda, se ciñó por consecuencia á coordinar los documentos
para ilustrar las épocas en que ha dividido su plan; pero la escasez
de los unos, lo sospechoso de los otros, la obligaron también á desechar
esta idea. Comprometida en tan delicada posición á vista de lo que posee,
determinó dar á luz con el orden posible los materiales que ha juntado para
su formación; pues de esta manera y á imitación de lo que por orden de
S. M. ha hecho el Sr. D. Martín González de Navarrete, se logran conservar
esos preciosos documentos de las injurias del tiempo, y el público goza
de ellos entre tanto: pero desconfiada aun de su criterio al juzgarlos, espera
por otra parte que los inteligentes la ayuden con sus observaciones para
aclarar la multitud de dudas con que á cada instante se encuentra embarazada.
Los cuadernos que se den á luz deben mirarse como un archivo público
en donde están consignados todos los materiales relativos á la historia, y la
Comisión quisiera adaptar el orden mas escrupuloso en sus fechas; pero esto
es absolutamente imposible, puesto que el primer vacío que se nota, es desde
el descubrimiento de la Isla hasta la traslación de su Gobierno á la Habana,
vacío tan interesante en su concepto como la base principal de la obra
en cuestión. El cuadro de su estado primitivo abultado por el celo de algunos escritores, para acriminar la conquista y persuadir al universo de que por ella desapareció un pueblo numeroso y hasta cierto punto civilizado,
para sustituirle otro inmoral y fanático, compromete á la Corporación encargada,
á disipar estos errores con los documentos irrefragables que se procuran
con empeño en los archivos nacionales. Como lo mismos obstáculos se
tocan á cada paso, si se adoptara ese orden, ó tendría que dilatar por mucho
tiempo su publicación, con riesgo de que se estraviasen, ó que presentar
una complicación deficiente, que poco ó nada ilustraría la materia; por lo
que deseosa de seguir en lo posible algún orden en la publicación, ha resuelto
comenzar por los manuscritos formales que algunos celosos habitantes
del país han dejado sobre su historia.
El primero que tiene el honor de publicar es la historia de la Habana
escrita por D. Martín Félix de Arrate Regidor de este Ayuntamiento como
la colección mas preciosa de noticias que se ha podido conseguir. Seguirán
inmediatamente las otras que posee y los juicios críticos que ha formado de
ellas: los estractos de los historiadores y cronistas en la parte que hablan
de esta Isla; y por último los documentos que se van encontrando, prefiriéndose
los que ilustran la primera época, y las observaciones y críticas
correspondientes á las que tengan relación con las sucesivas. Este trabajo
seguido con constancia producirá al cabo una colección, que estudiada y
y concertada facilitará la formación completa de la historia con la exactitud
que se requiere, porque de otra manera seria hacer una novela, que siendo
desempeñada con elegancia, divertirla á los curiosos; pero dejarla en las
mismas tinieblas al que buscara en ella los datos interesantes para su estudio.
Puede ser que algunos por un celo escesivo ó por una presunción estremada,
de que hay desgraciadamente repetidos ejemplos, censuren esta
parsimonia de la Comisión atribuyéndola quizás á poco amor al trabajo, ó
desconfianza de sus luces. Lo primero está desmentido con la exposición
que lleva hecha; y en cuanto á lo segundo no tiene embarazo de confesarlo.
Apreciarla sobre manera que cualquiera de los muchos talentos que afortunadamente
habitan en este suelo, la complaciesen con presentarla una obra
completa de esta naturaleza, en cuyo caso se esmeraría en tributar á su autor
los mayores elogios; pero mientras no alcanza esa fortuna, sus varios comisionados
continuarán haciendo indagaciones y publicando el resultado de
éstas bajo el orden esperado, que se lisonjea aprobará la gran mayoría de
sus compatriotas.
AUTORES QUE SE HAN CONSULTADO PARA FORMAR ESTA INTRODUCCION.
Cuadro estadístico de la siempre fiel Isla de Cuba, correspondiente al
año de 1827, formando por una Comisión de Gefes y Oficiales, de orden y
bajo LA dirección del Escmo. Sr. Gobernador y Capitán General D. Francisco
Dionisio Vives.
La Habana descrita: noticias de su fundación, aumentos y estado, por
D. Martín Félix de Arrate.-M. S.
Teatro histórico, jurídico y político-militar de la isla Fernandina de Cuba:
por el Dr. D. Ignacio José de Urrutia y Montoya.-M. S.
Colección de viages de los españoles, por el Sr. D. Martín González de
Navarrete.
Decadas de Herrera.
Piratas de la América.
Life and voyages of Christopher Columbus: by Washington Irving.
L' Espogne sous les Rois de la Maison de Bourbon: traduits en francais,
Avec des notes et des additions, par D. Andrés Muriel.-Y varios documentos
y manuscritos existentes en nuestros archivos, y en los de algunos particulares.
(1) La obra del Sr. Arrate. publicada por una Comisión de la Real Sociedad Patriótica va precedida de una introducción.
(2) Según nos dice uno de nuestros corresponsales de Madrid, nuestro augusto soberano el Sr. D Fernando séptimo, acaba de dar una prueba incontestable del interés que toma por la felicidad y engrandecimiento de esta Isla, mandándose se nos franqueen los archivos todos de la Península para que podamos libremente tomar de ello cuanto juzguemos conveniente a la exactitud de esta historia, y al mayor esclarecimiento de los hechos que en ella se refieran.
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