

JOSE FRANCISCO RUZ,
Querido amigo: a tí dedico mis "Cantos del Sibonei", flores
indíjenas de nuestros hermosos campos de Cuba. Recíbelos como
un sencillo tributo que consagro a tu amistad i a tus sentimientos.
Habana 1 de Enero de 1855.
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INTRODUCCIÓN.
Estaba un anciano indio,
A orillas del Yarayabo,
Bajo un espeso guayabo
Del agua oyendo el rumor;
I así conversamos, mientras
Con dulce melancolía,
El, las conchas recojía,
Yo, deshojaba una flor.
-Sé que sois, noble poeta,
De Cuba mi fértil suelo,
Que con entusiasta anhelo
Queréis sus montes pintar,
Resuenan en yuestros cantos
Entre arrullos i jemidos,
Las tórtolas en sus nidos,
Las fuentes en el palmar.
Me es tan grata vuestra lira
Como es el agua que brota
Lentamente i gota a gota
Del centro del curujei:
Si se olvidan de mi raza
¿Por qué con plectro divino
tarantas ¡oh peregrinol
La historia del Sibonei?-
-Milanes, Heredia, Turla,
Trovadores de alta gloria,
No cantaron vuestra historia
En sus sueños de virtud:
Los hechos de vuestros padres
Lo ignoran todos, anciano;
Ningún trovador cubano
Los cantara en su laúd.
Yo que diré...? Triste bardo
Que entre dolores suspira...
¿Cómo templar nueva lira
I buscar otro confín?
¿Cómo seguir otra senda
I volar con nuevas alas?
¿Cómo ceñir otras galas
En el cubano jardin?-
-Oh! yo tengo en mis recuerdes
Sus leyendas primorosas,
Tradiciones amorosas
Conservo en el corazón:
Si las oyera en tus versos
Bajo palmas i corojos
Te tributaran mis ojos
Lágrimas de bendición.
Te recitaré los cuentos
De vasallos i casiques,
De. vírjenes i behiques
Del Bayamo i Camagüei;
Te conduciré a las grutas
De nuestro verjel fecundo,
I tú cantarás al mundo
La historia del Sibonei.-
-Anciano, el gozo que siente
El que en distante colina
Solo, descubre una mina
De primoroso metal;
No sintiera el gozo mió
Al oir las armonías
De la historia de otros dias
De mi suelo tropical
Yo vivo de los suspiros,
De lágrimas i de amores,
Del aroma de las flores
I las brisas de la mar;
De la queja misteriosa
De las vírjenes montañas,
De la hoguera silenciosa
De nuestro paterno hogar.
Sé dó vive el tocororo
I canta la cartacuba,
Que de las aves de Cuba
Yo todos los nidos sé:
Sé dó tiene sus raizes
La palma que mas se eleva,
I el cocotero que lleva
Trasparente arroyo al pié.
En claras noches de luna
Yo sé como la canoa,
Cruzando el Yayabacoa
Va de las aguas al son;
I como al golpe del remo
Que la débil barca rije,
E1 indio que la dírye
Alza amorosa canción.
Sé como el bosque susurra
En las mañanas serenas,
I se arrastra en las arenas
El indolente carei;
Sé cual llegan a las playas
Las conchas blancas i rojas,
Sé como crecen las hojas
Del silvestre yamagüei.
Sé como en bosques floridos,
Al pié de las verdes lomas,
Arrullan blancas palomas
A la salida del Sol:
I escucho en estas riberas
De la palma en los ramajes,
Aun sonar de los salvajes
El indiano caracoL
Yo entiendo lo que conversan
En las noches sosegadas.
Las palmas entrelazadas.
Del valle del Yumuri;
I en las fértiles orillas
Yo sé el lugar cseojido
A donde nace escondido
Temblando el morivivi
Bello pintan en el Asia,
Bajo el cieto del Orieate,
Con un Sol resplandeciente
El verjel de Eva i Adán,
Bella Moisés nos describe,
Entre luz i poesía,
Jardín donde nace el día,
La tierra de Canaan;
Bellos los bosques del Líbano,
Cuyos cedros seculares
Fueron labrados pilares
Del templo de Salomón;
Hermosas los verdes cimas
Que forman una guirnalda,
Con sus flores, a la falda
Del Carmelo i del Hormón;
Bellas pintan de Betania
Las grutas en la colina,
I bella a la Palestina
Dó los árabes están;
Donde se ven por las noches
Do la Luna a lus fulgores,
Las chozas do pescadores
A la orilla del Jordán;
Así es hermosa mi patria
Con sus rojos horizontes…
En sus valles i sus montea
Brilla perenne beldad;
Bello es ver desde las costas,
Entre el cedro i la macagua,
Las montañas de Cunagua,
Las lomas de Trinidad.
Es grato ver los cateyes,
I los canoros sinsontes,
Posados en los mameyes
A orilla del Yaragüí:
I ver como sobresalen
En paisajes hechizeros,
Entre verdes cocoteros,
Las sierras de Jiguaní.
Oh Dios! adoro a mi Cuba,
A mi Cuba encantadora,
Como el arca salvadora
Idolatraba Noé;
Como amaron los ejipcios
Del Sol el celeste fuego,
I como el mísero ciego
La fuente de Siloé.
Parece Cuba en los mares
¡Prodijiosa semejanza!
El arco en que el indio lanza
Duras flechas de jiquí.
El arco! El constante amigo
En el llano i en la roca,
Del indio de Camarioca,
Del indio de Mayarí.
India ceñida de palmas
Ante el golfo Mejicano,
Aislada en el Océano
Solo mar i cielo ves;
Del Norte i del Sud en medio,
Al alzar la vírjen frente,
Te corona un continente
I otro te calza los pies.
Si cantó Virjilio en Boma
En el idioma latino,
El gozo puro i divino
Del inocente pastor;
Si en otras frescas orillas
Al rayo del Sol de Ocaso,
AI mismo son, Garcilaso
Cantó baladas de amor;
Yo asi entre piñas i mangos
Palmas, juncos, madreselvas,
Peregrino de las selvas
Cantaré la indiana grei:
Yo cantaré bajo el cedro
Junto a fuentes i cascadas,
En idilios i baladas
La historia del Sibonei
Al trino de los sinsontes
En estos bosques risueños,
Con tan espléndidos sueños
Pasaré mi juventud.
Anciano, bajo estas seibas
Entre lágrimas i duelos,
La historia de tus abuelos
Resonará en mi laúd.
Esos tus preciosos cuentos
En mis trovadas de amores,
Yo, como ramos de flores,
Consagro a la indiana grei:
Los que gustáis de baladas
Y de amores i contiendas,
Oid en dulces leyendas
Los Cantos del Sibonei
Habana, Octubre, 1854.
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