

EL HIJO DEL INDIO.
HA muerto el hijo mío,
Su hamaca está vacía
I triste el bosque está.
Yo busco tus halagos,
Yo busco tu mirada,
Yo busco tu mirada, mas no respiras ya.
No boga tu canoa,
Tu hamaca está vacia,
Ya tú no estas aquí:
Ya nunca podrí verte
Matar al guaraguao,
Correr tras loa plumajes! del bello guatiní.
Ya el bosque no te mira
Cortarle los racimos
Al verde platanal;
Ya tú jamas astuto
Sorprendes las abejas
Que labran susurrando riquísimo panal.
Ya nunca podré verte
Seguir tras las jutías,
Correr tras el quemí;
Ni en noches apacibles
Sentado én tu canoa
Bogar por las orillas del claro Yumurí.
Los valles no te miran
Alzar de pencas verdes
Un rústico canei;
Ni en pinos i caobas
Cojer el ave triste
Que en nido solitario quedó baracutei.
Ni cruzas'las sabanas,
Ni subes por los montes,
Ni trepas el palmar,
Ni matas con tus flechas
Al ave que se posa
En peñas encumbradas que brotan dé la mar.
Jamas podré llevarte
El fruto delicioso
Que pende del anón;
Jamas sobre estas playas
Podré entonar contigo
Al blando son del agua dulcísima canción.
No pueda ya sentarme
Contigo en las palmeras
Del valle Yumurí;
Ni puedo ya ofrecerte
La sombra del banano,
La sombra del banano, sembrado para tí.
No boga tu canoa,
Tu hamaca está vacía
I triste el bosque está:
Yo busco tus halagos,
Yo busco tu mirada,
Yo busco tu mirada, mas no respiras ya.
Tu hamaca está vacía;
Yo voi por estos campos
Llorando por tu amor:
La roca, el mar, el rio,
La gruta i la montaña
Responden con sus ecos al grito del dolor.
Yo guardo aquí su tumba:
La cubren con sus ramas
El cedro i el jagüei,
La arrulla la paloma,
La bañan con su llanto
Las hijas jenerosas del pueblo Sibonei.
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