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LAS TÓRTOLAS DE ELOINA.

ANJEL del suelo cubano Que con su faz regocija, De dulces hechizos... hija De un indio camagüeyano; Salió de su hogar campestre La bella i pura Eloina, Por mirar en la colina A la tórtola silvestre: Porque sus arrullos suaves Le gustan mas en los montes Que el trino de los sinsontes I mas que todas las aves. Corrió con lijero talle Al ver temblar escondido De las tórtolas un nido En un espino del valle. Cojió el nido tan galano, Pero con tan poco tino Que al cojerlo del espino Se espinó toda la mano. Lanzó quejas dolorosas... Mas, tristes quejas al viento Dan también en su tormento Las tórtolas primorosas. Cesa su dolor al verlas, Con su hermosura se encanta, Pues muestran en su garganta Precioso collar de perlas. I luego... ¡las ama tanto! Tantas caricias les hizo, Que eran la luz de su hechizo I el remedio de su llanto. Las quiere con pasión loca, Oye afable sus querellas, I corriendo buscan ellas Las caricias de su boca. En dulces i vagos jiros Pasan su vida de amores Entre caricias i flores I lágrimas i suspiros. Las estrecha contra el pecho I con ellas se embelesa, Las tórtolas en su mesa, Las tórtolas en su lecho. I viven enamoradas En divino arrobamiento,. De lo dulce de su aliento I el fuego de sus miradas. En los amores vehementes Que les consagra Eloina, Hallan ellas su colina, Sus palmas i sus torrentes. Ya en sus cabellos se esconden, Ya dulcemente la miran, I si suspira, suspiran, I si las llama, responden. Un mismo mal las asola, Gozan un mismo consuelo, Porque en ellas puso el cielo Tres vidas en una sola. Un bello joven cubano Que lleva por nombre Enrique, Hoi esclavo, ayer Casique, Ayer indio i hoi cristiano: Moreno joven en suma Que sensible pecho encierra, Porque ha nacido en la tierra De la seiba i la jocuma. Al verla pura i divina, De su belleza entusiasta, Con alma vírjen i casta Se enamoró de Eloina. Le dice:-Tengo en el alma Por tí tanto desvarío, Cual verdes juncos el rio, Como racimos la palma. Tus tórtolas sin dolores, Al verte tan bella i pura, Olvidaron la hermosura De sus prados i sus flores. Solo porque tú las ames Se gozan en tus miradas, Como en aguas i enramadas Flores, juncos i dagames. I entre gratos embelesos Viven mejor que en el lago, Con lo dulce de tu halago I con la miel de tus besos. No estrañan en sus antojos, Maldiciendo su fortuna, El Sol que alumbró su cuna... Pues ¿qué mas Sol que tus ojos? Ni buscan en sus agravios Las dulces i puras mieles De la flor de los verjeles... Pues ¿qué mas flor que tus labios? Ni en el verde bosque ameno, En el árbol escondido, Buscan ya su dulce nido... ¿Qué mas nido que tu seno? Su cielo bello i fuljente Ya no buscan en su duelo... Hallan mas hermoso cielo En el cielo de tu frente. I yo entre pesares lidio Con mil angustias de muerte, Porque, Eloina, la suerte De las tórtolas envidio. Perdí mis dulces florestas, Mis palmas i mis corojos, Perdí con llanto en los ojos Mis vasallos i mis fiestas. Con la mas horrenda audacia, Para oprimir a los buenos, Entró, indiana, en mis terrenos El jenio de la desgracia. Arrasando mis caneyes I mis bosques de palmares, Profanaron los hogares De los nobles Siboneyes. Mas me queda junto al rio, Al pié de verde colina, Para los dos, Eloina, Un escondido bohío. Ven a vivir en las lomas Entre veredas estrechas, Aun me quedan muchas flechas Para matar las palomas. Ven, que para ser felizes Bajo la seiba i la juba Sobran, Eloina, en Cuba Frutas, mieles i perdizes. Ven, india de mis amores, I vivamos entre lirios Una vida de delirios, Besos, lágrimas i flores.- -Lloró su desgracia Enrique, I al acabar su querella, Mas que a las tórtolas... ella Hermoso encuentra al Casique. Tanto el indio la provoca Que en su amante desvarío Como gota de rocío Un beso puso en su boca. Ya no mira en sus delicias Las tórtolas con ternura, Porque Enrique solo apura El néctar de sus caricias. Ella a las tórtolas deja Del amor en los escesos... I ellas... al son de los besos Eshalan su triste queja. De pronto pierden sus galas I su grata dulcedumbre, I bajo su pesadumbre Mustias doblegan sus alas. Con qué horrorosos tormentos Oyeron entre las flores De los nuevos amadores Los sagrados juramentos! A las escondidas grutas Enrique a su esposa lleva; Lo mismo que Adán i Eva Viven de flores i frutas. La tradición peregrina Dice que, mustias i jertas, A poco quedaron muertas Las tórtolas de Eloína.

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