

LEYA I YARINO.
OH! cuánto tiempo, cubana mia,
Vagué sin yerto por las palmeras
Que se levantan en las riberas,
En las riberas del Yaragüí.
Eres mas dulce que las ananas,
Cual las palomas eres amante,
Llena de hechizos... i tan brillante
Como las plumas del guatíni.
Te acuerdas, Leya, que en otro tiempo
Cojiendo flores i conchas blancas,
Sobre los llanos i las barrancas
Juntos miramos hundirse el Sol?
¡Te acuerdas, Leya, que nos sentamos
Bajo los cedros i las barías,
I tú cantabas i tú reias,
I yo tocaba mi caracol?...
¿Te acuerdas, Leya, que te llevaba
Sabrosas mieles i dulces frutas,
I el agua clara de nuestras grutas,
I los racimos del platanal?...
¿Te acuerdas, Leya, que los caimitos
I)e ramas altas los desprendía?
¿Te acuerdas, Leya, que té traía
Las bijiritas del manigual?...
Tu faz graciosa, tus dientes blancos
Mas que las flores de la macagua,
Tu boca fresca como la jagua,
Tu pelo negro como el totí:
Oh, vuelvo a verte, cubana mia,
Oye mis cantos, oye mi queja,
Porque te busco como la abeja
Busca a las florea del jaimiquí.-
-Iluminaba radiante Luna
Los caracoles sobre las playas,
Sobre los montes las pitajayas,
Sobre las palmas al curujei:
Los dos cruzamos por las llanuras,
El alto monte, la dura sierra;
Te dije entónces: ¿Habrá otra tierra
Como la tierra del Sibonei?...
En este campo resplandeciente,
Entre Los sueños mas peregrinos,
Bajo altos cedros i frescos pinos
Miro tus ojos i soi feliz.
En estos bosques, en estos valles
Vuelan unidas nuestras dos almas;
Somos dos juncos, somos dos palmas
Que solo tienen una raiz.
Así te dije, mas tú perjuro
I mas mudable que la tatagua,
Presto te fuistes en tu piragua
I me dejaste baracutei:
Ah! tu Casique me dijo luego,
Junto a los cedros de mi bohío,
Que tú pescabas en otro rio
Con una hija del Camagüei.
Después Haguánes me dijo: "Leya,
Tú eres un ramo de frescos lirios,
Oye mis sueños i mis delirios
Bajo las sombras de tu batei."
Miré sus ojos, besé su boca
I fuimos juntos hasta el arroyo,
Porque es mui justo que busque apoyo
La que se queda baracutei.-
-Persigue astuto majá del bosque,
Lanzando silbos, a las jutías;
Mas lo aperciben, i entre agonías
Trepan los troncos del guayacan:
Vuelven, lo miran, saltan i corren
Como bujetas a sus miradas,
De ramo en ramo, desesperadas
Temblando vienen, temblando van.
Corren lijeras como los rayos,
I como el miedo las sobresalta
Trepan la penca que está mas alta,
Postrer refujió de su aflicción:
Allí el verdugo les da la muerte,
Allí concluyen con su destino,
Allí perecen sin mas camino,
Sin mas camino de salvación.
Así buscando, cubana mía,
Iba la gloria de tus amores,
I en vez de dichas i hermosas flores
Hallé la muerte del corazón:
Ai! bajo el fuego de tu mirada.
Muero de amores en la contienda,
Sin otro apoyo, sin otra senda,
Sin otra rama de salvación.
Odio a tu amante, cubana mia,
Porque ha gustado con ansia loca
El dulce beso de esa tu boca,
Roja i pequeña como el ají:
Dios quiera pase por estos bosques,
Aquí lo aguardo, i en mi despecho,
Pues tú me adoras, hunda en su pecha
Todas las flechas que traigo aquí.
Te vas!... Ya cruza los verdes juncos
De las orillas del claro rio,
Llega a las palmas de su bohío,
Sobre los lindes de su batei:
Allí los zelos i los abrazos,
I los suspiros, los embelesos;
Allí las quejas, allí los besos...
Allí la espera su Sibonei!.....
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