ANTONIO HURTADO DEL VALLE
El hijo del Damují

EL HIMNO DE LAS VILLAS


Corría el año de 1874 cuando el Gobierno de la Revolución decidió, después de acuerdo expreso con los jefes del ejército, invadir el territorio de Las Villas, "venero entonces de riquezas de donde el Gobierno español sacaba lo suficiente para sostener el lujo con que conducía aquella dispendiosa guerra". Se decidió invadir Las. Villas, y "llevar la revolución hasta la misma Habana".
.
"La noticia causó una especie de vértigo embriagador; ya no se pensó más en Oriente, que aparecía pequeño, insignificante, cuando se abrían a la gloria y a la noble ambición de adquirirla los vastos e inexplorados campos de Occidente; y marchar así en masa todos los amigos y compañeros: pelear, derramar su sangre, morir juntos, era cuanto podría desearse. Ya no se habló más que de la invasión, y cada uno quería que la marcha se emprendiese en seguida. Debido al entusiasmo que aquella noticia produjo, y habiéndose pedido al dulce vate villareño El Hijo. el Damují que improvisase, a poco rato corría de mano en ano en cuartillas de papel el siguiente himno que encontró acogida tal, que un hijo de una República suramericana le compuso una música adecuada, y fue desde aquel instante como canto de guerra, y bien o mal, solo o en coros, era repetido por todas partes, con grandísimo entusiasmo".


Historia de la Revolución, por Fernando Figueredo.    


EL HIMNO DE LAS VILLAS


I

Hay unos valles verdes, hermosos,
donde las cañas de oro se dan,
¡allí los déspotas codiciosos
nuestras riquezas gozando están!

II

¿No veis el fausto de los tiranos
que se sustenta con el sudor
de aquellos míseros africanos,
grosero insulto de su dolor?

III

Aire corrupto de bacanales
respira sólo la juventud:
placeres lúbricos, inmorales
allí los roban a la virtud.

IV

Salvar debemos a los cubanos
de tal sistema de corrupción,
y es noble empresa llevar, hermanos,
a aquellos pueblos la redención.

V

Los generosos pueblos de Oriente
de sus guerreros mandan la flor,
y con vosotros marcha el valiente
camagüeyano batallador.

VI

¡Alzad un himno que al éter suba
y que surcando rápido el mar
al mundo enseñe que sabe Cuba
a sus tiranos avasallar.

VII

Y que en el pecho de los cubanos
ha puesto el cielo todo el vigor
de los torrentes americanos,
de los volcanes del Ecuador!

VIII

i Hurrah, a Las Villas! Por que nos llama
la voz de un pueblo que gime allí,
en las riberas del Agabama
y en las orillas del Damují.


 







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