LAS DÉCIMAS DEL ARROYO


Nunca se recitan solas, sino como se compusieron, una sobre la. otra, las tres décimas que aquellos inseparables amigos, ligados por una viva simpatía, escribieron un día, allá por los tiempos de la constitución de la República, a la margen misma del histórico arroyuelo de Guáimaro.

     Serafín Sánchez.


A UN ARROYUELO EN GUÁIMARO

I

Melancólico y sombrío
hoy he perdido la calma,
vivo teniendo en el alma
recuerdos del pueblo mío.
Quiero oír tu murmurío
bajo el azulado cielo:
si puedes darme consuelo,
ya que tan dulce murmuras,
llévate en tus ondas puras
mis tristezas, arroyuelo.

II

La paz, el gozo, el afán
que al espíritu sostienen,
ay! como estas olas vienen,
como estas ondas se van.
Del dolor el huracán
arranca de nuestro ser
las sonrisas del placer,
y nuestras glorias queridas
como estas ondas son idas
para nunca más volver.

José J. Palma.

III

Arroyuelo transparente:
en tu murmurar eterno
algo de sublime y tierno
dices al alma que siente.
¡Ay! que no pueda mi mente
saber si en esos rumores
apacibles, seductores,
de tu perenne armonía
dices algo al alma mía
de mis ausentes temores.

Miguel G. Gutiérrez.

 







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