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CAPÍTULO XXXIII

DE LAS DOS IGLESIAS PARROQUIALES
DE ESTA CIUDAD, COFRADÍAS
FUNDADAS EN ELLAS Y OTRAS
NOTICIAS PARTICULARES

 

Habiendo dado ya individual razón de todos los juzgados que hay en esta ciudad, así reales como eclesiásticos, y noticias particulares sobre la antigüedad, preeminencias y ministros de cada uno, pasaré a referir los templos, monasterios, colegios, hospitales y lugares píos que hoy tiene y en que la devoción y religiosidad de sus habitadores han consagrado a Dios multiplicadas casas de oración en que sea servido y alabado y tenga el pueblo abundancia de pasto espiritual, y ciudades de refugio en sus aflicciones y desconsuelo, para los que han fundado tantas memorias y capellanías que exceden incomparablemente el fondo de los caudales de este país; pues apenas hay heredad o posesión alguna que no reconozca distintas pensiones, que solamente puede hacerlas suaves el sagrado destino a que se aplican en culto del Señor y gloria accidental de sus siervos, siendo tan repetidas las celebridades, que casi no hay día de los que se compone el círculo del año en que no se dediquen festivos y solemnes obsequios a su Divina Majestad, a la Sacratísima Virgen o alguno de los santos, con tan exquisito adorno en las imágenes y tan primoroso aseo en los altares, que si acaso en la riqueza y preciosidad no pueden competir a los de otras partes, creo les igualarán en la curiosidad y el esmero; y a proporción de lo que cabe en esta ciudad, juzgo que excede a todas, experimentando en premio de su piedad y devoción, entre otros beneficios, la copia de frutos y bonanza de tiempos que les dispensa el cielo.

Ilustran esta ciudad dos iglesias parroquiales y dos auxiliares, correspondientes a lo numeroso de su vecindad y feligresía. La mayor es dedicada al ínclito mártir San Cristóbal, patrón de la ciudad y titular suyo.1 Está situada, como ya dije, cerca de la ribera de la bahía, de suerte que entre ella y la playa sólo media el espacio de la Plaza de Armas y una corta acera de casas; comenzose a construir el año de 1550, porque la primitiva había sido incendiada por los enemigos el año de 1538, como se apuntó en otro lugar, y habiéndose aplicado para esta obra la poca renta de fábrica que entonces había, algunos arbitrios y la contribución del vecindario, duró mucho tiempo su construcción, hasta que vino a darle su principal complemento y deseado fin la herencia o legado que destinó para ello Juan de Rojas, uno de los vecinos más ricos y condecorados de aquella edad, y que había ejercido diversas veces el Gobierno de esta república. De modo que debió a este subsidio su final conclusión por los años de 1571 o poco más adelante, dándole en el candor de aquellos tiempos el honor de patrono, poniendo el escudo de sus armas sobre el lugar más público y eminente de dicho templo, yerro que enmendó la política del Cabildo, aunque a costa de una ruidosa controversia, haciendo colocar las de Su Majestad en aquel paraje como era debido.

Casi un siglo después la reedificó y amplió el señor Obispo Don Juan de Santo Matías, con auxilios y limosnas de los vecinos, por los años de 1666. Compónese este templo de un cañón principal y un orden de capillas a la parte del norte anchuroso y capaz, y aunque no a lo moderno, fue para aquella edad, como dice el maestro Gil González, noblemente edificado, aunque hoy, por no ser correspondiente a lo ilustre y numeroso de esta población, la desluce y desautoriza mucho un lunar tan notable, porque lo que entonces era decente y regular para una pequeña villa o ciudad, ya desdice de una de tanto esplendor. Supongo que a esta desgracia han dado motivo los obstáculos que sobre la traslación a otro sitio se han ofrecido, malográndose el tiempo más oportuno para la fábrica y construcción de esta iglesia, a quien ha enriquecido de alhajas y de ornamentos la magnificencia del Señor Don Fray Juan Lazo, quien le hizo labrar un sagrario hermoso de plata que costó más de diez mil pesos, y es correspondiente a la lámpara mayor, que es muy exquisita y ostentosa. También la ha adornado con un retablo dorado primoroso, y si en la erección de nueva iglesia no se le hubiesen frustrado sus deseos y diligencias, no nos hubiera dejado en la obra que apetecer, sí mucho que aplaudir y admirar.

Tiene coro alto y bajo, y un reloj en su torre. Hay fundadas en ella siete cofradías: la del Santísimo Sacramento, que tiene agregadas dotes para ayuda de dar estado a doncellas pobres huérfanas; la del nombre de Jesús; la de la Sangre de Cristo y Santa Misericordiosa, destinada a los piadosos ejercicios de enterrar muertos y asistir y consolar a los ajusticiados; la de Nuestra Señora de los Reyes; la de San Crispín y Crispiniano, del gremio de los zapateros; la de Santa Bárbara, de los artilleros de esta plaza, y últimamente la de las benditas almas. Debiendo referir como anexo a esta parroquial la gruesa obra pía del Capitán Martín Calvo de Arrieta, natural y vecino de esta ciudad, cuyo principal es de 100,000 pesos y su rédito 5,000 cada año, que se reparten en cinco dotes de doncellas nobles, parientas suyas y de su primera y segunda mujer, sorteándose entre las legítimas pretendientes, que ocurren el día de San José, a quien dejó instituida fiesta donde se ejecuta el acto del sorteo.

Tiene esta parroquial dos curas beneficiados, cuya renta excede de dos mil pesos y dos tenientes que asisten por semanas para la administración de los sacramentos; un sacristán mayor, que goza de casi igual renta que la de los curas; doce capellanes de coro y cuatro clérigos presbíteros, para llevar las varas del palio siempre que su Divina Majestad sale en público a visitar los enfermos, con dotación de capellanías para esto: hay en ella cuatro mozos para el servicio de la sacristía y demás concerniente a la iglesia, los cuales y el teniente de cura asistente tienen habitaciones contiguas al cementerio de dicha iglesia.

Para las fiestas clásicas que se celebran en este templo, y que acuda también a los otros en semejantes funciones, hay capilla de música con maestro, instrumentos y cantores correspondientes, que oficien con seria y compasada armonía las vísperas, maitines y misas en tales festividades, las que se ejecutan con majestad y lucimiento; porque el clero que hay en esta ciudad y comúnmente la autoriza es numeroso y respetable, como después expresaré, y así da un lleno de esplendor muy particular a las funciones graves y solemnes de esta parroquial, con cuyo conocimiento y experiencia no dudó el Doctor Don Alonso Menéndez, Canónigo de la Santa Iglesia de Cuba, exponer y afianzar a Su Majestad que, trasladando aquella Catedral a esta iglesia, se ejecutarían desde luego las funciones capitulares y oficios divinos con pompa y ornato casi igual a las de Puebla y México, expresión que no pasó la raya del encarecimiento, porque a más de la competente renta de fábrica que gozaba, preseas y ornamentos costosos que tenía, la ilustraba y asistía un clero noble, docto y acomodado, lo que hoy se verifica con mayores ventajas en todas líneas, pasando de 120 presbíteros, diáconos y subdiáconos los que residen en esta ciudad, sin contar los ordenados a título de algún beneficio, siendo igual el número de clérigos de órdenes menores, todos a lo menos con cinco mil pesos de congrua, que es la establecida por constitución sinodal, aunque hay muchos que la disfrutan más crecida, poseyendo muy pingües capellanías; de donde puede inferirse no sólo el esplendor y autoridad que darán con su concurrencia a esta iglesia y demás del gobierno de su ordinario, sino también la gran suma del caudal que ha convertido en bienes espirituales la religiosa piedad de los vecinos y naturales de este país.

Entre los muchos venerables párrocos que ha tenido esta iglesia, sin nominar a los actuales ni comprender aquellos de que he dejado noticia en algunos lugares de esta obra, los que han dejado más fama póstuma de su piedad y ternura para con los pobres e integridad de vida y costumbres son los siguientes: Doctor Don Francisco de las Casas Cabeza de Vaca, natural de esta ciudad y graduado en teología en Salamanca, exhaustó su patrimonio en el socorro de los desvalidos, vendiendo hasta los esclavos de su servicio para este fin. Mandose enterrar en el cementerio, por acompañar en muerte a los que había amado tanto en vida, mereciendo tal concepto la suya en esta ciudad, que su Gobernador y Cabildo solicitó con instancia que la real clemencia le presentase para Obispo de esta Isla, vacante entonces la silla por la promoción a Guatemala del Señor Santo Matías, siendo el agente para el informe y pretensión sólo su mérito. Don Cristóbal Bonifaz de Rivera, natural de Florida, y Don Francisco Menéndez y Posadas, criollo de aquí, de quienes permanece la memoria, no en los padrones que levanta la vanidad, sino en los que deja más indelebles la virtud.

La segunda iglesia parroquial es la del Espíritu Santo, que está erigida muy cerca del extremo de la ciudad de la parte del sur, fue ésta en su principio una ermita pequeña y pobre que dedicó la devoción de los negros libres al Divino Paráclito, por los años de 1638.

Hallándose, a los diez años después de su fundación, con conocidos aumentos de su vecindario esta república, y por consecuencia más extendida su población, se discurrió por el Gobernado Don Diego de Villalva sería conveniente se erigiesen dos parroquias, una en el barrio del hospital de San Juan de Dios y otra en la expresada ermita, que eran los extremos de la ciudad, para que más fácil y oportunamente se administrasen los sacramentos a la gente de sus contornos, a que sin gran trabajo y dilación no era posible ocurrir a la parroquial mayor de San Cristóbal, y que para la congrua sustentación de los ministros que se pusiesen en ella se dividiese la renta de uno de los curas que había fallecido.

Tratose esta especie en el Cabildo de veinticinco de abril de 1648, y con unánime acuerdo se dispuso que el Procurador del Común representase la necesidad y beneficio de esta providencia al Licenciado Don Agustín Serrano Pimentel, Deán de la Santa Iglesia Catedral de Cuba, Provisor y Vicario general en sede vacante en esta ciudad, el cual, movido de las razones y conveniencias que se le proponían, tuvo a bien instituir interinamente dos ayudas de parroquias, la una en la iglesia del hospital, y la otra en la ermita del Espíritu Santo, nombrando por teniente de cura en ésta al Bachiller Antonio Rodríguez Gato; que fue cuanto por entonces le permitirían sus facultades y el estado de las cosas, dejando para tiempo más oportuno o autoridad más amplia la ejecución de lo que se había propuesto y pedido.

Había el Ayuntamiento de la Habana pretendido en la Corte desde el año de 1632, por medio de Simón Fernández Leiton, del orden de Cristo, su procurador general, que el Rey concediese licencia para la erección de otra parroquia, porque pedía ya esta providencia la extensión de la ciudad y aumento de su vecindario; pero no se pudo lograr entonces otro expediente que el de que informase el Gobernador, hasta que considerándose algún tiempo después por el Reverendísimo Obispo (que discurro sería el Señor Reina) la necesidad de erigir otra parroquial y añadir otro beneficio, lo representó a Su Majestad, motivando el informe con las razones de ser la renta muy suficiente para este intento, y haber en esta ciudad sujetos muy idóneos para obtenerlos, los cuales, habiendo consumido lo mejor de su edad y gastado sus patrimonios en seguir la carrera de las letras en universidades famosas, se hallaban sin esperanza de algún decente premio a sus desvelos, ni honrosa ocupación para sus personas, por ser únicamente dos los curatos que podían aspirar dentro de su patria, cuya consulta parece la hizo a Su Majestad antes del año de 1660, y habiéndose pedido informe a la ciudad sobre el propuesto asunto, en vista de él se mandó hacer la erección, que sin duda se puso en práctica pocos años después del citado.

Este templo tiene su puerta principal al oriente y era de un solo cañón hasta el año pasado de 1760, que le hizo labrar un orden de capillas a la parte meridional el Ilustrísimo Obispo Doctor Don Pedro Morell, techado de madera éste y aquel, a excepción de la capilla mayor, que es de bóveda de piedra, y la fabricó el Ilustrísimo Valdés. Tiene, como la iglesia principal, reloj en su torre y habitación cómoda para su cura, dos tenientes y dos monaguillos; su beneficiado era antes el más moderno; pero hoy no, después que se ha destinado uno de los tres a la iglesia de Guadalupe extramuros, gozando todos de igual renta. Comprende su feligresía más de 11,000 personas, según el padrón anual que se forma. Hay en ella fundadas canónicamente tres cofradías que son la del Santísimo, que tiene dotación de capellanías para clérigos que saquen el palio, la del Espíritu Santo, de morenos libres, y la de Nuestra Señora de la Caridad, y una hermandad del Rosario, que se ejercita en esta devoción todas las noches por las calles de esta ciudad.

1. La traslación de la Parroquial mayor se verificó el día 10 de Diciembre de 1777 á la iglesia que fue de los Padres Jesuitas, que hoy sirve de Catedral. La Parroquial estuvo situada en la plaza de Armas donde existen las casas de Gobierno, Consistoriales y Cárcel pública, cuyos edificios abrazan toda la manzana, habiéndolo servido mucho tiempo para Cementerio un giron de terreno de la Iglesia de S. Felipe.-J. J. N.


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