ANTONIO HURTADO DEL VALLE
El hijo del Damují

SALUDO AL CAMAGÜEY


Hurtado era un alma de amor: en él, más que en nadie, eran ciertos los versos de aquellas "décimas de campamento",- que dicen así, como rimas criollas:

"Cubanos somos, cubanos:
se ha dicho ya muchas veces:
todos somos bayameses,
y todos camagüeyanos.

En Cuba no hay más que hermanos,
que han nacido, bajo un cielo,
que con ardoroso anhelo
e intrépida valentía,
hoy lanzan la tiranía
de su exuberante suelo".

Con ese espíritu animó Hurtado cuanto compuso en los -ocios de la guerra, y él resplandece en los fragmentos del Saludo al Camagüey, que se publican como los recuerda el recitador. Por su mérito de poetisa y el patriotismo de los versos, lo tenía enamorado una camagüeyana, a quien no había visto nunca, y a ese delicado sentimiento alude en el Saludo.
P.

SALUDO AL CAMAGÜEY


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¡Camagüey yo te saludo!
De allá de la Siguanea,
donde Jagua y Trinidad
sostienen larga pelea
por la patria libertad,

donde, bajando a los llanos
a manera de torrentes,
arrollan a los tiranos
un puñado de valientes,

gente altiva y decidida
que dijera con ardor:
"perdamos aquí la vida,
mas salvemos el honor!"

De allí vengo, libre vate,
aspirando a la ventura
de aplaudirte en el combate;
de ver aquí una hermosura:
que si es hermoso arrancar
libertad al opresor,
es muy dulce tolerar
la esclavitud del amor.

 







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