Circular acerca de la explosión
del polvorín de
El Cobre

 

Mons Enrique Pérez Serantes, Arzobispo de Santiago de Cuba
16 de Abril de 1958
Para tratar de disipar la oscura nube de confusión, que se ha formado en tomo a los últimos sucesos del Santuario Nacional de El Cobre, y para que todos tengan un concepto exacto de lo sucedido, sentimos la necesidad de dirigimos siquiera a nuestros diocesanos para que sepan.

Primero. - Que en la relación dada a la prensa, publicada en los periódicos locales, dijimos escuetamente lo siguiente:

"La explosión del polvorín, situado a poca distancia del Santuario Nacional de El Cobre, produjo pérdidas en el templo y en los edificios anexos por valor incalculable. Casi todos los grandes ventanales, verdaderas joyas artísticas, puertas y ventanas, casi todos los altares e imágenes fueron totalmente destruidos o seriamente dañados, y, sólo por un verdadero milagro, la Venerada Imagen de nuestra Excelsa Patrona y todo el Camarín de cristal no se han movido ni dañado en lo más mínimo, como si la Imagen de la Madre tan amada contemplara con dolor los efectos de una guerra fratricida, y como para enseñarnos que en Ella debemos confiar. Al dar al pueblo católico de Cuba esta relación, que seguramente hará estremecer las fibras más delicadas del corazón cubano, herido en lo más sensible, de rodillas ante la buena Madre, confiadamente imploramos su protección, pidiendo vuelva sus ojos misericordiosos sobre su pueblo, el pueblo de Cuba, que la ama, que desea vivir en paz, y que ésta, bajada del ciclo, llegue tan pronto, que les sea a todos fácil llegar hasta su trono de El Cobre en testimonio de gratitud y amor".

Segundo. - Que esto fue todo lo que dijimos por escrito y de palabra.

Tercero. - Que absoluta y totalmente incierto, falto de todo fundamento de verdad, lo que por algunos voceros de la opinión pública, se nos ha hecho decir, a saber: "Es un acto de barbarie, manos anticristianas lo han perpetrado para ofender la fe religiosa de los orientales". Otros han dicho otras cosas parecidas e igualmente falsas.

Cuarto y último. - Todos los que han estado cerca de Nos saben que tenemos por cierto que los causantes de la explosión no pensaron en manera alguna que del hecho perpetrado por otros fines se produciría el menor daño en el Santuario Nacional.

Santiago de Cuba, Abril 16 de 1958.

 
+ENRIQUE, Arzobispo de Santiago de Cuba