Obispos de Cuba - 25 de Febrero de 1958
El Venerable Episcopado Cubano, en la Conferencia celebrada el 25 de febrero de 1958, en el Palacio Cardenalicio, acordó emitir la siguiente declaración:
El Episcopado Cubano contempla con profundo dolor el estado lamentable a que hemos llegado en toda la República, en particular en la región oriental. Los odios crecen, la caridad mengua, las lágrimas y el dolor penetran en nuestros hogares, la sangre de hermanos se derrama en nuestros campos y en nuestras ciudades.
Cargados de graves responsabilidades ante Dios y los hombres por nuestra condición de jefes espirituales de nuestro pueblo, sentimos la obligación de tratar por todos los medios a nuestro alcance de que reine de nuevo la caridad y termine ese triste estado de nuestra Patria.
Guiados pues por estos motivos, exhortamos a todos los que hoy militan en campos antagónicos, a que cesen en el uso de la violencia, y a que, puestos los ojos única y exclusivamente en el bien común, busquen cuanto antes las soluciones eficaces que puedan traer de nuevo a nuestra Patria la paz material y moral que tanta falta le hace. A este fin, no dudamos que quienes de veras amen a Cuba, sabrán acreditarse ante Dios y ante la historia, no negándose a ningún sacrificio, a fin de lograr el establecimiento de un gobierno de unión nacional, que pudiera preparar el retorno de nuestra Patria a una vida política pacífica normal.
Cuenten para ello tanto el Gobierno como los demás cubanos llamados a decidir en este importante asunto con nuestras más ardientes oraciones, y en la medida que ello cayere fuera del terreno de la política partidista, con nuestro apoyo moral.
Manuel, Cardenal Arteaga, Arzobispo de La Habana.Enrique Pérez Serantes, Arzobispo Santiago de Cuba.
Eduardo Martínez Dalmau, Obispo de Cienfuegos.
Alberto Martín Villaverde, Obispo de Matanzas.
Evelio Díaz Cía, Obispo de Pinar del Río.
Carlos Ríu Anglés, Obispo de Camagüey.
Alfredo Müller y San Martín, Obispo Auxiliar.