Muy distinguido amigo:
Gustoso me brindo a ir en busca de los fugitivos que atacaron el Cuartel Moncada en la mañana del domingo pasado, y agradezco mucho a Ud. las facilidades que me dé para lograr el noble propósito que Ud. y a mí nos anima en este caso. Asimismo agradezco las garantías que a los fugitivos y a mí nos brinde Ud. para llevar a vías de hecho nobilísimo fin de que aquellos depongan las armas y vuelvan a la normalidad, llevando la tranquilidad a sus desolados hogares y a toda familia cubana, que está sufriendo preocupada por la suerte de es muchachos y por la tranquilidad de la República.Prestar este servicio y cualquier otro por arduo que sea, que esté mi alcance, nunca será demasiado para quien está tan obligado como estoy yo, a procurar el bienestar de la familia cubana, y a sacrifica cuanto sea necesario para servir a sus hermanos.
Sólo espero que Ud. me haga el favor de facilitarme la manera poder encontrar pronto a los fugitivos, donde quiera que se encuentra con tal que pueda llegar al lugar donde ellos se hallan, o acercarme a ellos a un lugar seguro convenido de antemano. Espero, pues, sus indicaciones para dar comienzo sin más dilación a esta labor.
Aprovecho esta oportunidad para felicitar a Ud. una vez más por sus nobles y cristianos sentimientos, por este rasgo propio de un militar altamente pundonoroso, honra y prez del Ejército, digno del alto cargo que desempeña, de tanta responsabilidad siempre, pero de modo especial en estos críticos momentos. Suerte para la República, y suerte grande para Santiago de Cuba contar con un jefe así a la hora presente.
Bendiga el Señor esta empresa, y bendíganos a todos. Bendiga la República.
Su S.S. amigo y Prelado que le bendice,
Carta de Mons. Enrique Pérez Serantes, procurando salvar por todos los medios, la vida del Dr. Fidel Castro y Ruz y de sus compañeros, después del asalto a Cuartel Moncada en el mes de julio de 1953..