Acto 3º
ESCENA 1ªGUTTERMANN (solo)GUT. ¡Aquí, aquí el villano!-¡Día terrible éste en que parece que todas las desgracias se reúnen!-¡Brazo mío, ni miedo ni parar!-Un miserable esquivó tu furor y me ultrajó: a él iremos a buscar mi honra: pediréle primero la ventura de mi hermana, que vale más la ventura de la manchada que la ruda venganza de la mancha.-Si una vez me la niega, yo se la pediré otra vez, y si dos veces la negara, ¡caeré sobre él con ira tanta que allí quede ejemplo de villanos y castigo de mi baldón!-Aquí estuvo, conócenlo en la ciudad, aquí lo han visto.-Dícenme a más que ha días ronda las cercanías del jardín:-nueva seducción proyecta quizá: otra desventurada mujer le dará a estrujar su alma:-¡Boa infame, chupará y arrojará luego sin vida otro incauto corazón!-¡Ser, ser creador, si ves esto y no lo estorbas, si miras esto y lo consientes, si miras tranquilamente cómo goza la maldad, maldito y execrado sea tu ser!-(rápidamente.) Mas no, no lo consientes:-haces la tentación y haces el cielo: los enseñas al hombre y el hombre elige: el que elige la tentación es el maldito.-
Den mis iras espacio a aliviar la desgracia de mi amigo.-Pues aquí está, aquí lo hallaré.-
Consuele yo hoy a GROSSERMANN, a este hermano de mi alma: luego buscaré al que me infama, y, sombra o rayo, si aquí vuelve, ¡aquí hallará castigo el que lo infama a él!
Cegué de ira esta tarde cuando vi a ese hombre al lado de esta infame mujer. ¡Cegara yo antes de verlo!-Mas con rapidez tal huyó,-que ni a saber quién era alcanzaron mis esfuerzos: ¡no huirá, si vuelve!-¡Si fuera...! no, no puede ser; él sabría ya que aquí vivo, y huiría desatentado de mí: no puede ser él.-
ESCENA 2ªFLEISCH y GUTTERMANNGUT. (Que al volverse encuentra a FLEISCH que ha entrado por la puerta primera de la izquierda, con asombro y disgusto:)-¡FLEISCH!
FL. ¡Ah! ¡GUTTERMANN! ¡No os imagináis con qué ansiedad angustiosa espero que le habléis!
GUT. Y ¿a qué venís a mí?
FL. ¿Qué, vos también, el único que puede ampararme, me rechaza?
GUT. Pues ¿no os rechazáis vos misma? ¿Qué extrañáis que os rechace yo?
FL. ¡Nunca juzgué tanta mi desventura! (Llorando.)
GUT. ¿Lloráis ahora de terror, después que os mancillasteis con la falta? ¡Valiera más que hubierais llorado de vergüenza antes de haberla cometido!-
Concertado está el engaño;-mas no engaño yo por vos a GROSSERMANN; engáñolo por él, por cariño de hermano hacia esa alma tan noble que os ha cegado con su resplandor.-Hallado el medio ¿qué me queréis ya? Por él velo, por él velaré siempre; ante él-nada más que ante él-seré siempre lo que fui para vos.-Ahora, recogeos en vos misma: llorad, si os place, que toda una existencia de lágrimas no basta a redimir un alma de tan liviana caída como la vuestra.-Y oídme:-sombra dijisteis esta mañana que era el que os hablaba:-sombra pudo ser el que escapó hoy a mi ira.-
Si la sombra de un hombre hiere una vez más aquí mis ojos,-sé yo terrible manera de matar a las sombras.-Con la vida del que se lo ofenda, sabré yo sellar el respeto infinito que debéis a GROSSERMANN.-Quedad en paz.-
FL. (Con terror al oírlo.) ¡Oh! mas aguardad...
GUT. Nada aguardo ya.-Preparada una vez esta comedia que ha de dar a GROSSERMANN mentida felicidad, ni os conozco, ni os amo.-Siento frío ante vos. Siento dolor, zozobra, ira.-¡Siento que me abrasa el rostro esa vergüenza irritada que enloquece a mi amigo, y salta de sus mejillas a las mías! (Movimiento de FLEISCH para hablar.)-Quedad en paz, si la hay todavía para vos,-y en ella, no olvidéis de cuán terrible manera sé yo desvanecer las sombras.-(Se va por la segunda puerta de la derecha.)
ESCENA 3ªFLEISCH (sola)FL. Sin misterio me amenaza:-sin compasión me hiere: ¿qué no merezco yo? Por instantes crece, más cada vez me espanta la angustia de mi situación. Mi turbación, aquella carta funesta, me vendieron; mas si ve a mi esposo GUTTERMANN, si hay en su alma todavía una senda abierta a la esperanza, si no duda de él también, aún puede volver a mí la calma que tan rápidamente me dejó.-¡Ocultos están largo tiempo la traición y el engaño, mas una vez sospechados, tienen para ser descubiertos rapidez asombrosa, alas malditas!-
Yo no sé qué es de mí,-no sé qué extraño dominio me sujeta el lado de GROSSERMANN:-«Esposa, me dice, mías sean las venturas de tu alma.»-«Mujer, me dice Possermann, mujer divina y encantadora,-mía sea la flor de tus amores, mía siempre la hermosura de tu ser.» Paréceme el uno tarde severa y nebulosa: día el otro de espléndida luz.-No sé qué misterioso poder me encadena a mi marido. No sé qué loca voluntad me aleja de él.-Quiero a veces apartarme de Possermann, huirle; a ello me decido, para ello lo busco; mas viene, me mira, lo miro, y ¡ya no puede ser!
Días ha leíame GROSSERMANN un libro en que sostenía una mujer lucha igual, en que así combatida-en ella se devoraban los afectos sin poderse vencer.-«Mira-me dijo-¿ves tú esta mujer? Yo la llamaría tiniebla.»
«¿Por qué?»-le pregunté.-«Porque el ansia de la carne la arrastra y la luz de su esposo la ciega.»-«Vive en mí, FLEISCH»,-me dijo entonces:-«¡sé tú mi claridad, mi luz, mi fe!»
Y me abrazó a su pecho, me miró luego con suprema delicia, puse yo mis labios en los suyos, y él los alzó a mi frente y me dejó en ella beso prolongado, ardiente, grave. ¿Por qué me besó en la frente y no en la boca? ¿Seré yo la tiniebla que él decía?
Mi marido me rechaza, su amigo me avergüenza, ese hombre a quien amo me abandonará tal vez... (Voz de adentro:-¡GUTTERMANN! Volviéndose como si hubiera oído ruido hacia la primera puerta de la derecha.) ¡Dios mío! ¡GROSSERMANN!¡Hacia aquí, hacia aquí viene! (Con desaliento.) ¡Mis pies no me oyen: aquí me clava mi culpa: mas GUTTERMANN no le ha hablado, el dolor lo exalta, fiero estallará al verme... No... no es posible que me quede! (Yendo hacia la segunda puerta de la derecha.) ¿Dónde encontraré valor?
ESCENA 4ªGUTTERMANN y FLEISCHGUT. (Saliendo rápidamente por la misma puerta como si viniera a buscarla) ¡En el arrepentimiento, en vuestra culpa propia, en esa alma inmensa que estáis arrebatando a la vida!
Él llega, id y llorad:-llorad eternamente, que toda una vida de vuestro llanto no vale una hora de su dolor:-llega: ¡venid! (Salen por la segunda puerta)
ESCENA 5ªGROSSERMANNGROS. (Sale por la primera puerta de la derecha.) ¡Tampoco está aquí GUTTERMANN! ¡Solo, todo solo, y muerto y frío todo desde que ella ha muerto para mí!-Consúmase mi llanto al fuego de mis ojos:-ahora ¡estos ojos estúpidos no saben más que llorar! ¡Que no me amara!... ¡bueno! Yo me amaría.-Pero, que otro la acaricie, que otro la ame, que ponga otro sus labios donde yo puse los míos... ¡oh, no! ¡no puede ser! ¡estarían negros!-
Yo viví, alenté, trabajé por la felicidad de aquella vida ingrata;-yo le dí mis alegrías, yo le oculté mis penas; yo hice de su existencia bienaventuranza y claridad;-¿y ella acaricia, abraza, besa a otro hombre, mientras yo le daba vida, sueño, aliento, amor?-Fuera que la tierra toda era desgracia,-¡que la tierra entera se hubiera desplomado sobre mí!-si fuera así, si es ciega la ventura y alza en brazos al infame y hunde en bárbaro dolor a los justos, ¿quién es Dios?-Injusto, no:-no puede ser: ¡vale más pensar que sería loco!-
Y en este rudo penar, en este devorar de pensamientos, en este acariciar y desechar las ideas-¡huyen de mí la calma fría, la razón pequeña, la miserable esperanza, y yo que no vi antes más que tierra en la Tierra, mírola ahora toda negra y sombría, llena de tinieblas y de sangre!
Sangre-que es vida, vida en la Tierra-vida de uno. Mis ojos avarientos, abarcaban de una mirada el mundo, y otros mundos, y más;-y la vi, y los puse enamorado y loco en ella... ¡donde yo puse los ojos, no caben ya más ojos que los míos!-
Esperanza risueña, engaños claros, traiciones temidas, confianza, desconfianza, horror, amor: esto, en mezcla horrenda, en caótico revolver, en encontrarse y luchar y devorarse,-¡esto es dudar!
Y querer, y querer a mujer,-y guardar toda una vida para amar y amar con todo el vigor de una existencia,-y vivir en el cielo un día de ventura y caer del cielo rudamente,-mirar a la tierra en la caída, luchar con el aire, combatir cayendo, volver desesperado las manos a la perdida luz, ¡esto es dudar, ésta es mi duda horrible, éste mi espantable combatir! ¡Combato, lucho, me agito, lloro, muero! ¡No! ¡vivo! Vivo como nunca viví, vivo de lucha y de dolor; porque muero, vivo, que nunca está el hombre más cerca de la vida, que cuando está cercano su morir.-
Recuerdo que me amaba; fínjomela como en días risueños complaciente y afable, fínjomela casta, mía me la finjo,-y, cuando a la dulzura de esta imagen tiéndense a ella mis brazos amorosos,-dudas, preguntas, temor de mancha, iras indomables álzanse rugiendo en mí, y ahogan mi deseo y endurecen mis brazos-este ir y venir y caer y levantarse de bárbaras ideas.-
¡Lucha eterna entre la razón y las pasiones! ¡En vano es que una razón severa se prepare para combatirlas, en vano que las espere con vigor, locura luchar contra ellas! Vienen, y encienden, y devoran: llegan, y alientan, y matan; y apenas laten en el pecho, álzase con ellas este hombre-fiera que duerme escondido en el fondo del hombre; y crece en una hora más que en una vida el hombre, y salta del humano ser, ¡y lo destroza y lo desgarra a su terrible despertar!
Así despierta en mí; así me devora, así se alza; ¡ruja, vuele, arrase, mate-si mata! ¡Ni yo lo hice, ni yo lo despierto, ni yo he de responder de lo que él haga!... ¡Reflexión, calma, paz, todas estas fortalezas que amontoné yo para mi vida, todo este dominio en mí, todas las fuerzas de mi razón, caen heridas a manos del agostado amor de una mujer! ¡una debilidad pierde una vida! yo, hombre,-¡muero a manos del hombre!-¡Ser flaco, ser flojo! ¡cae siquiera como Luzbel, ya que subiste como Dios!
GUTTERMANN calla, calla esa triste, todo calla: ¡ay de todos cuando me olvide enteramente de mí mismo! ¡ay de mí! ¡ay de...!
ESCENA 6ªGUTTERMANN y GROSSERMANNGUT. (Que entra por la puerta más cercana a tiempo de cortar la frase de GROS.)-¡Sin tregua exaltado!-
GROS. ¡Eh! ¿qué quieres?... Pensaba en mí, pensaba en que todo favorece a la traición, en que todo me engaña, ¡en que me engañas tú!-
GUT. ¿Yo?...
GROS. ¡Tú!... Dime: figúrate que yo sé dónde está el hombre que sedujo a tu hermana...
GUT. ¡GROSSERMANN!-
GROS. Figúrate que lo conozco, que lo he visto...
GUT. ¿Que lo has visto?
GROS. Figúrate que sé de él casa, lugar, nombre, todo lo que a tu honra falta, todo lo que necesitas saber...
GUT. ¡Dilo, dilo!
GROS. ¡Figúrate que nada te quiero decir!-
GUT. Pues di, desventurado, ¿si todo lo sabías, por qué callaste?
GROS. Pues di, desventurado, si me miras morir, ¿cómo es que callas?... Porque tú lo ves, tú ves a FLEISCH, tú lo sabes todo: infame es el amigo que permite a su amigo la deshonra: ¿qué sabes tú?
GUT. (En tono de reconvención.) Sé que te vas volviendo necio; sé que raya en extravío tu loca exaltación... (¡Pobre ardid de la sospecha! ¡nada sabía el infeliz!)-
GROS. ¡Ah! ¡Sí!-Es verdad: ¡más que loca, más que tinieblas, más que horror! (Sentándose en el sillón.)
GUT. (Tal parece que puso la fortuna empeño en serle favorable esta vez: ni él leyó la carta, ni nada de ella me dijo: ni ha visto a FLEISCH después; séale, pues, consolador, este engaño mentiroso; sea tregua a su pesar, mientras esa mezquina criatura lo despierte con nueva traición.) (Dirigiéndose a él.)-
GROS. Y todos lo sabrán, y todos lo contarán, y yo, yo solo no lo sé, (levantándose y yendo hacia GUT.) Tú has ido a la ciudad: tú has visto a mis amigos: alguien te habrá hablado: ¿qué te han dicho de mí?
GUT. (Haciéndose extraño al suceso.) ¿Que qué me han dicho?
GROS. (Con vehemencia creciente.) Sí... ¿qué te han dicho? porque ahora dirán cosas diferentes a antes; tiene la murmuración lengua de rayo: ¡todo el mundo lo debe saber!-¡Habla! ¿Qué te han dicho?-
GUT. Pero, ¿qué es lo que todos deben saber? ¿qué te agita así?
GROS. Pues, ¿no la viste a mis pies? Pues, ¿no lo sabes tú? ¡Ah! sí: era desgracia mía. ¿Cómo era posible que no la viesen los demás? Y ¡con qué infame placer ven caer al fuerte los caídos! ¡Con qué villano regocijo gozan las almas miserables en la desesperación de aquel cuya calma envidiaban!-¡Cómo gozarían ahora en mi tormento los viles de la ciudad! ¡Gocen, rían!-Si ante mí ríen, ya no reirán jamás; y si me escarnecen, si se mofan... ¿qué, alma? ¿que te vuelves mezquina con las ajenas mezquindades?-Si ríen, ¡ríanse!-La deshonra es del que deshonra a los demás.-En este supremo dolor, en este agudísimo penar que compendia los infiernos, el deshonrado no es el que lo sufre,-¡el que lo provoca!-El deshonrado no es el que escogió a una mujer para su mujer, y le dio el lustre del nombre y el calor de su hogar, y el producto de su trabajo y todas las solicitudes de su vida al que todo esto arranca por el apetito estúpido de carne, la envilecida criatura que deja que en sí sacien el repugnante deseo; ¡ésos, esos viles, nada más que ésos son los deshonrados!-el marido noble, confiado, engañado, ¡no! ¡éste tiene la honra íntegra y pura!
GUT. ¿Que el tuyo te falta? ¿Que de nuevo dudas? ¡Nada quiero saber, nada sé de lo que estás diciendo!
GROS. (Con ira.) ¿Nada?... ¿nada? Pues yo voy a decírtelo: ¡óyeme bien! Era una casa venturosa; las almas se parecían al cielo: los cuerpos estaban enamorados de las almas. Eran un honrado marido y una honradísima mujer.-Y una vez, cuando oscurecíase el cielo de su brevísima ventura, cuando nublaba fatal sospecha la paz que un día logró-¡y era el día primero de paz de su vida!... el marido hablaba con la mujer, la mujer temblaba ante el marido, contábale una historia de esposa criminal, quiso ella desasirse de él, quiso él sujetarla a su furor, cayó carta culpable del seno de la esposa, lanzóse a ella el marido, cayó la mujer sobre la carta como sobre la vida que se le escapase cayera,-¡por qué estas infames necesitan aún la vida!-sobre el papel arrodillóse, cubriólo con su cuerpo, lanzóse él a ella... y, a no entrar importuno personaje, ¡allí hubiera la razón extraviada del esposo cometido espantable violencia!
GUT. (Tomándole de la mano y adelantándose con él al centro de la escena.) ¿Era yo el personaje importuno?
GROS. (Como arrepentido de haberlo dicho.) ¿Tú?
GUT. Sí: ¿era yo?
GROS. (Como vencido.) ¡Tú eras, tú!...
GUT. ¿La mujer, tu mujer?
GROS. ¡Ella era... ella!
GUT. ¿Tú, el marido? ¿Suya la carta que alcé del suelo donde tu indomable carácter la arrojó?
GROS. ¡Aquélla, aquélla era la carta!...
GUT. (Dejándole la mano.) Pues, necio, ¿y si dudas de tu esposa sin razón? ¿Si es FLEISCH inocente?
GROS. (Con alegría y duda y temor y sorpresa mezclada.) ¡Inocente!
GUT. Y ¿si era esa carta patentísima prueba de cariño para ti?
GROS. ¿Que me ama? ¿Que la carta no era de un hombre? A ver... a ver... dímelo otra vez.-
GUT. Fiel es y honrada como siempre fue-si te ama...
GROS. (Con explosión de alegría.) ¡Si me ama! (Como reflexionando.) Puede ser verdad... (Exclamando.) ¡Ah!, ¡sí! ¡debe ser verdad! ¡Sólo una alegría tan grande podría venir tras tan grandes dolores! Si la noche es tan negra para que el día sea más claro: ¡la duda es tan terrible porque sea más venturoso el amor! Pero ¿estás tú seguro? ¿tal que desaparezca mi dudar, tal que ni la sombra de un recuerdo de traición me exalte otro día, tal que todo sea para mis ojos ansiosos espacio clarísimo, ventura y claridad? Que esa carta no era de un hombre... que es inocente... Tú me engañas... tú me consuelas... ¡Torpe! mi razón puede morir en esta lucha: ¡mi alma no!-
GUT. ¡No se consuela de un dolor imaginario! Yo sé por qué tu esposa ocultaba aquella carta; yo he visto lo que te digo.
GROS. Sí, ¿dónde, cómo, dónde lo has visto?
GUT. Donde sin tus locas iras lo hubieras podido tú ver: en las leales manos de tu esposa.
GROS. ¡Leales!... ¿Mentirías tú? Tú sabías de quién era, qué decía, por qué me la ocultaba... a ver, tráemela, dámela... ¿qué esperas? ¿por qué no me la has dado ya?-
GUT. Esa carta era un peligro para ti.-Tus palabras iluminan al pueblo, y tú sabes cómo no descansan en perseguirte los señores...
GROS. Pero esa carta....
GUT. Esa carta debe ser suya.-Tu popularidad y el amor que en la ciudad te tienen los estorba.
GROS. Pero ¿qué decía?
GUT. En esa carta se excitaba tu honra y te llamaban a lugar arriesgado de modo tal que, leída por ti, no hubiera tu valor imprudente oído la razón.
GROS. Y ¿FLEISCH?...
GUT. FLEISCH arrostró tus iras y tu sospecha sin que pretendiera un instante sincerarse, porque su sinceridad era tu riesgo.
GROS. Pero ¿es eso verdad?
GUT. ¿Cuándo mentí?
GROS. ¿Que era amor lo que yo juzgué un engaño?
GUT. Ya ves cómo ha arrostrado tus iras por salvarte...
GROS. Qué ¿no me engañas?
GUT. Como es fiel...
GROS. ¿Verdad que es fiel?
GUT. Como es honrada...
GROS. ¿Verdad que lo es?
GUT. Como es pura, como es inocente, como siempre te amó.
GROS. (Hablando al mismo tiempo que GUT. y con acento de convicción.) Sí, sí, si me ama, si es inocente, si yo lo creo, si es mentira que yo haya podido dudar...
Pero esa carta, esa carta, por Dios: ¡mira que muero de impaciencia, de ansiedad!
GUT. (Sacando una carta.) Ella hará que te arrepientas de tu error. Hela aquí.
GROS. (Tendiendo la mano.) ¡Aquí! Ésa... ésa es; (Retirando la mano.) ¡No, no me la des, si yo no creo que me engañes! (GUT. va a guardarla: GROS. tiende la mano.) ¡A ver... a ver... (tomando la carta) que esta carta... que ella es inocente... que voy a verlo... que me ama! (Exclamando.) Yo por esta carta la infamaba: de aquí va a salir noble y pura como antes: ¡bendita, bendita seas que me enseñaste a perderla para gozar luego este inmenso placer de recobrarla!-(Abre la carta trémulo y ansioso.)
GUT. (¡Infeliz!)
GROS. Aquí me lo dice... aquí me llaman...aquí me citan, ¿qué más prueba quiero ya?-Noble es y pura; pura y me ama... ¡abrázame, hermano!-¡qué inmensa alegría! ¡abrázame otra vez! ¡no hubiera aquí más gente a quien pudiera yo abrazar!-¡Inocente, y pura, mía! ¡Si ya lo sabía yo! Si no podía ser que me engañase... Yo he dado mi vida a esta mujer-decíame yo:-he hecho de ella adoración, consuelo, paz;-díla riquezas, ternura, hogar, calor,-díla mi alma entera ¿cómo había yo de creer que ella me engañara?-Mía, mía es su alma todavía como antes. (Yendo de una puerta a otra para llamarla.) FLEISCH... FLEISCH mía... (Deteniéndose en el centro de la escena.) ¡Qué hermoso está todo! ¡Parece que el cielo se me abre! ¡Parece que el cielo mismo se me entra en el corazón! (A un movimiento de GUT.) ¡Vamos, vamos a buscarla! Estará en el jardín... en la casa cercana... por aquí... por aquí más pronto... (se detiene un instante) ¡mía y pura! (A un movimiento de GUT.) Sí, sí, vamos... vamos... (Salen.)
ESCENA 7ªGUTTERMANN (solo)GUT. (En el umbral de la puerta por la que ha salido GROS.) Corre ya el triste en pos de su engañosa felicidad, y alienta todavía el que me ultrajó. Cuerpo era sin alma GROSSERMANN que va desatentado en pos del alma perdida: ¡cuerpo soy yo sin honra que no la merezco hasta que no la recobre! Él es feliz: ¡hónreme ahora yo! (Sale a tiempo que entra precipitadamente por la primera puerta de la izquierda FLEISCH seguida de Possermann.)
ESCENA 8ªFLEISCH y POS.FL. ¡Desventurado! ¡Huye de aquí! mi marido habla quizá en este instante con GUTTERMANN, convéncelo con carta fingida: ¡huye de aquí!
POS. ¡No sin verte un momento! ¡no sin hablarte ahora que suerte infausta me obliga a alejarme de aquí!
FL. ¿Qué?, ¿que te vas?-¡aguarda, aguarda entonces!-¡oh, día terrible que aún me guardabas este fiero dolor!-¿Por qué te vas? ¿Qué te arranca de aquí? ¿El amor quizá de una mujer? ¡Yo te amo más que nadie te amaría! ¿Las iras de mi marido? ¡Yo las arrostraré todas para mí, y te libraré a ti de ellas! Pero no te vayas... piensa a cuántos peligros me expuso tu cariño, que por ti desafío ahora mismo la cólera de GROSSERMANN,-¡piensa que te amo!
POS. ¡Imposible, FLEISCH! Enemigo implacable me persigue y no podrías tú librarme de él... Para verte última vez subía.
FL. ¡Última vez!
POS. ¡Última, FLEISCH mía! Quede en ti siempre fija la memoria de esta ardiente pasión: tú me amaste...
FL. ¡Te amo!
POS. ¡Mías fueron tus horas de delirio, mía la hermosura de tu ser! ¡piensa que nunca olvidaré yo tu belleza! ¡piensa que con la memoria de los tuyos, morirá en mí siempre el recuerdo de todo otro amor! ¡piensa, bien mío, con cuánta delicia ahogué yo en tus labios, al nacer de los tuyos, estos besos febriles y ardientes que al partir todavía de tu lado me están quemando el corazón!-(El grupo debe estar de manera que dé FLEISCH la espalda a la primera puerta de la derecha por la que saldrá precipitadamente GROS.)
ESCENA 9ªGROS., POS. y FLEISCHGROS. (Yendo a ella con los brazos abiertos.) ¡FLEISCH, FLEISCH de mi alma! (A su exclamación se vuelve FLEISCH, GROS. ve a POS.) ¡Qué! (Haciendo un paso atrás.) ¿Es verdad?... ¿Es verdad?... (Yendo a POS. que protege con su cuerpo a FLEISCH.) ¡Infierno, infierno! (Y se arroja sobre POS. que ha buscado un arma sin hallarla en su cinto, al caer GROS. sobre POS.)
FL. ¡Jesús! (Y cae arrodillada cubriendo el rostro con las manos.)
POS. (Luchando inútilmente por desasirse de GROS. que le lleva hacia la primera puerta de la izquierda.)-¡Perdón; perdón para ella!
GROS. ¡Maldita sea!
POS. ¡Perdón si muero! (Ya junto al umbral.)
GROS. (Ya entrando.) ¡Muere! ¡muere! ¡Y ella después! (Desaparecen por la puerta.)
FL. ¡Dios de mi vida, misericordia para mí! (Se oye la caída de un cuerpo.)
GROS. (Sale y exclama.) ¡Loco, loco, loco era, Dios! ¡Muerto ese hombre! muerto a mis pies ¿qué pienso? ¿Qué dudo? ¡Bien muerto está!-Él me mató mi alma: yo le he matado el cuerpo-él me queda a deber todavía: ¡bien muerto está! (FLEISCH que ha debido alzarse espantada al verlo volver, quiere huir, y apoyarse desfallecida en la mesa,-GROS. reparando, al volverse, en FLEISCH; yendo con furor a ella.) ¡Y tú vives, tú alientas, tú lo amaste!-Tú como él me manchas: ¡a ti como a él! (Alza sobre ella la mano armada de un puñal.)
FL. (Cae arrodillada.) ¡Perdón!
GROS. ¡Muere! ¡ah! ¡no! (Dejándole el brazo y apartándose.) ¡Qué infamia!-¡Es mujer! (Yendo a ella y alzándola del suelo.) Vil, vil criatura, yo te amaba... ¡vete!-
FL. ¡Perdón por la memoria de tu madre!
GROS. No, no, que me la manchas: ¡vete!
FL. Fue locura, fue vértigo, fue delirio...
GROS. ¡Calla!
FL. ¡Fue que mi cuerpo venció a mi alma: fue que la influencia de sus ojos me arrancó en un instante la memoria de tu amor!
GROS. ¡Fue que la sensualidad, que es el infierno, venció a la castidad, que es Dios! Pero tú vives, yo vivo, tú me miras, ¿cómo puedes vivir?-En ti puso sus labios, besó tu boca, acarició tu cuello: ¡muere tú también!-(Levanta el puñal, FLEISCH cae sentada, GUT. entra precipitadamente por la puerta del fondo.)
ESCENA 10ªGROS., GUT. y FLEISCHFL. (Al sentarse y apartando a GROS.) ¡Oh!
GROS. ¡Tú lo amaste!...
GUT. ¡GROSSERMANN!
GROS. (Dejando caer el puñal, deteniéndose súbitamente) ¿Qué quieres? Nada. (Apartándose, GUT. sin adelantar.) (GROS. irritado.) ¡Digo que nada!-¡Ésta, ésta que llora, llora porque ha muerto uno a quien ella quería, y otro, otro (como abatiéndose) que la quería a ella más, mucho más...!
GUT. (Yendo rápidamente al sillón.) ¿Qué pasa aquí? (GROS. se queda como aterrado.)
FL. (Levantándose.) ¡Ah! ¡Id, id, quizás aliente, quizás viva, quizás pueda salvarse, todavía!
GUT. ¡Qué! ¡GROSSERMANN! (FLEISCH hace un movimiento de ansiedad, GUT. corre a la primera puerta de la izquierda.)
FL. (Con ansiedad.) Sí, id... id.
GROS. (Como continuación a su anterior pensamiento.) ¡Oh! ¡más, más, más que a la esperanza! ¡más que a la luz!
GUT. (De adentro.) ¡Muerto!
GROS. (Irguiéndose de repente.) ¡Eh! ¿quién lo ha dicho? (Un movimiento de espanto.) ¡Muerto!-(Como hablando con alguien.) ¡No he sido yo! ¡No está muerto! ¿Quién dice que está muerto? (A estas frases dichas con acento desesperado sucede la postración anterior.)
GUT. (Saliendo del cuarto y yendo a GROS.) ¡El infame, el que me robó la hermana de mi alma! (Tomando el brazo a GROS. que no alza la cabeza.) ¡Ah, mano necia que no dejaste a mi mano la satisfacción de su castigo!
GROS. (Inclinándose y como disculpándose torpemente con GUT.) Yo no... yo no...
FL. ¡Ni me amaba!
GUT. (Yendo a FLEISCH que baja la cabeza como anonadada por las palabras de GUT.) ¡No, no te amaba! ¿Merecías acaso, mujer torpe y liviana, que alguien animase su corazón para ti?-¡Carne es la adúltera: ámesela y engáñesela como a carne! (Apartándose de ella.)
FL. (Tendiendo a GUT. las manos.) ¡Perdón!
GUT. ¡Loco el amigo de mi alma, muerto un hombre! ¡Adúltera, no hay perdón en la tierra para ti!
GROS. (Saliendo bruscamente de su postración.) ¿Que por qué lo maté? ¡Porque él me mató! ¡No había yo de matarlo! (Llorando.) Ése, ése era el muerto a quien ella quería, y yo... yo... yo soy el otro muerto que la quería a ella, que en ella adoraba, que muere por ella... ¡ay! que se me revienta el corazón. (Tendiendo los brazos a GUT.)
FL. (Cayendo de rodillas.) ¡Perdón!... perdón por mi alma.-
GUT. (Extendiendo las manos con un movimiento de horror.) ¡Loco mi amigo, muerto un hombre: adúltera, no hay perdón en la tierra para ti!
GUT. queda solo a un lado, casi al centro de la escena.-FLEISCH hunde la cabeza en sus manos.-GROS. se vuelve, y tiende lentamente y sollozando los brazos a FLEISCH.
CAE EL TELÓN