Odio el Mar

	Odio el mar, sólo hermoso cuando gime 
	Del barco domador bajo la hendente 
	Quilla, y como fantástico demonio 
	De un manto negro colosal tapado, 
	Encórvase a los vientos de la noche 
	Ante el sublime vencedor que pasa: -
	Y a la luz de los astros, encerrada 
	En globos de cristales, sobre el puente 
	Vuelve un hombre impasible la hoja a un libro.-
	
	Odio el mar: vasto y llano, igual y frío 
	No cual la selva hojosa echa sus ramas 
	Como sus brazos, a apretar al triste 
	Que herido viene de los hombres duros 
	Y del bien de la vida desconfía; 
	No cual honrado luchador, en suelo 
	Firme y pecho seguro, al hombre aguarda 
	Sino en traidora arena y movediza, 
	Cual serpiente letal.- También los mares, 
	El sol también, también Naturaleza 
	Para mover el hombre a las virtudes, 
	Franca ha de ser, y ha de vivir honrada - 
	Sin palmeras, sin flores, me parece 
	Siempre una tenebrosa alma desierta.
	
	Que yo voy muerto, es claro: a nadie importa 
	Y ni siquiera a mí, pero por bella, 
	Ignea, varia, inmortal, amo la vida.
	
	Lo que me duele no es vivir; me duele 
	Vivir sin hacer bien. Mis penas amo, 
	Mis penas, mis escudos de nobleza. 
	No a la próvida vida haré culpable 
	De mi propio infortunio, ni el ajeno 
	Coce envenenaré con mis dolores. 
	Buena es la tierra, la existencia es santa. 
	Y en el mismo dolor, razones nuevas 
	Se hallan para vivir, y goce sumo, 
	Claro como una aurora y penetrante.
	
	Mueran de un tiempo y de una vez los necios 
	Que porque el llanto de sus ojos surge 
	Más grande y más hermoso que los mares. 
	Odio el mar, muerto enorme, triste muerto 
	De torpes y glotonas criaturas 
	Odiosas habitado: se parecen 
	A los ojos del pez que de harto expira, 
	Los del gañán de amor que en brazos tiembla 
	De la horrible mujer libidinosa: - 
	Vilo, y lo dije: - algunos son cobardes, 
	Y lo que ven y lo que sienten callan: 
	Yo no: si hallo un infame al paso mío, 
	Dígole en lengua clara: ahí va un infame, 
	Y no, como hace el mar, escondo el pecho. 
	Ni mi sagrado verso nimio guardo 
	Para tejer rosarios a las damas 
	Y máscaras de honor a los ladrones.
	
	Odio el mar, que sin cólera soporta 
	Sobre su lomo complaciente, el buque 
	Que entre música y flor trae a un tirano.