I Se me ha entrado por el alma Una banda de palomas: Me ha crecido y sale afuera Un rosal lleno de rosas: Una luna apacible se levanta Sobre un campo poblado por las tórtolas: Un guerrero gigante resplandece De pie, cual fuste de oro, entre las momias; Me parece que sube por el cielo La madreselva que tu cuarto aroma. II Calla, apaga la luz, deja que suba El vapor de la tierra, y se levante En la sombra el amor de nuestras almas: Caerán las cosas; dormirá la vida; Sólo tú y yo, gigantes desposados, Nos erguiremos de la tierra al cielo: Coronarán tu frente las estrellas: De los astros sin luz te haré un anillo. III Yo llevo en las desdichas aprendida Una ciencia callada, Que reposa, como una puñalada, En las entrañas mismas de mi vida. Yo sé de la parcial sabiduría Con que el hombre se nutre y aconseja; Pero yo no sabía Lo que sabe la rosa de la abeja. |