Es verdad. Si la máscara discreta Oculta su tormento al corazón: Nadie sabe el abismo que el poeta En los dinteles de la vida vio. De verde fue, magnifico y sencillo - A un suave amor su cuerpo sacudir, Y tenderse, cruzado pajecillo, Como en un nido fresco un colibrí. De verle fue, con férvida elocuencia, Ruiseñor vocinglero, arrebatar - Y luego, junto al libro de la ciencia, ¡Perdonar, sonreír, aletear! Fue la pública fama su riqueza, Un martirio celeste su blasón, Y más que oro brillaba su pureza A la luz de aquel sol que es más que sol. Dicen que la malvada baila en fiestas Y en calma escucha el sueño de Macbeth; Dicen que rompe al son de las orquestas Su corona primera de mujer: - Crece a la par de la gentil doncella El árbol puro del primer amor: Pero, sépalo al fin la infame aquella: La pureza no da más que una flor. El pobre mozo, los heroicos labios Pliega, como quien quiere sonreír - Y en pie, volviendo a sus infolios sabios ¡Adiós! llorando dice al mes de Abril. |