Más que en los libros amargos El estudio de la vida, Pláceme en dulces letargos, Verla dormida: - De sus pestañas al peso El ancho párpado entorna, Lirio que, al sol que se torna, Se cierra pidiendo un beso. Y luego como fragante Magnolia que desenvuelve Sus blancas hojas, revuelve El tenue encaje flotante: - De mi capricho al vagar Imagínala mi Amor, ¡Una Venus del pudor Surgiendo de un nuevo mar! Cuando la lámpara vaga En este templo de amores, Con sus blandos resplandores Más que la alumbra, la halaga; Cuando la ropa ligera Sobre su cutis rosado, Ondula como el alado Pabellón de Primavera; Cuando su seno desnudo, Indefenso, a mi respeto Pone más valla que el peto De bravo guerrero rudo; Siento que puede el amor, Dormida y desnuda al verla, Dejar perla a la que es perla, Dejar flor a la que es flor; - Sobre sus labios podría Los labios míos posar, Y en su seno reclinar La pobre cabeza mía,- Y con mi aliento volver Mariposa a la crisálida; Y a la clara rosa pálida Animar y enrojecer, Pero aquí, desde la sombra Donde amante la contemplo, Manchar no quiero del templo Con paso impuro la alfombra. Al acercarme, en ligera Procesión avergonzado, ¿No volaría el alado Pabellón de Primavera? ¡Al reflejarme el espejo, Que la copia entre albas hojas, Negras las tornara y rojas De la lámpara al reflejo! Dicen que suele volar Por los espacios perdida El alma, y en otra vida Sus alas puras bañar; Dicen que vuelve a venir A su cuerpo con la Aurora, Para volver - ¡la traidora! - Con cada noche a partir, Y si su espíritu en leda Beatitud los cielos hiende, De esa mujer que se extiende Bella ante mí qqué me queda? Blanco cuerpo, línea fría. Molde hueco, vaso roto, ¡Y viajera por lo ignoto La luz que los encendía! Y ¿a mí que tanto te quiero, Delicada peregrina, Turbar la marcha divina De tu espíritu viajero? - ¡Duerme entre tus blancas galas! ¡Duerme, mariposa mía! Vuela bien: - ¡mi mano impía No irá a cortarte las alas! |