ESCENA IIIMartino. ¡Atrás, atrás, repito! ¡Hora funesta! Verdugos y asesinos de la patria serán los que traspasen esa puerta. Uno. Hemos triunfado ya. A muerte dice el espantoso bando de Venegas. Pues bien. Su misma ley cúmplese ahora, y ejecutemos la mortal sentencia. para el esbirro, colonial tirano, que cada casa su cadalso sea. Martino. No. Lejos de la patria que oprimieron, a los déspotas hoy echemos fuera ¡y el áureo sol del genio de Bolívar que no se ponga nunca en nuestra América! (Todos obedecen la orden de Martino y se retiran silenciosos,
llevándose a don Pedro, padre Antonio, nobles y soldados.)
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