Aqui Tengo Una Copa

	Aquí tengo una copa magnifica labrada
	Por un noble maestro famoso de Francia.
	¿,Quién quiere mi copa?
	No hay tal en Europa
	Ni la tienen los shahs esmaltados de Asia
	Ni los negus sublimes la tienen en Africa
	Una noche el maestro famoso cansado
	Se durmió en su ventana tendida la mano
	Sintió como un beso:
	Notó como un peso,
	Y en todo su cuerpo la sombra de un ala,
	Y en las manos adelgazadas y luminosas
	Unas joyas no vistas.
	Se la he dado a los hombres: qué
	efectos tan singulares produce mi
	copa. A unos los envenena, como
	el café puro a la gente estragada.
	A otros los saca de sí y les
	hace subir el color al rostro, y
	los pone lívidos, y parece cuando
	beben de mi vino, que se les pintan
	en el rostro garduñas, hurtos, almas
	que imploran, doncellas que piden
	su doncellez, niños que piden su 	
         padre. 

	La fama de mi vino ha
	corrido, y nadie quiere vino
	de mi copa.
	Las mujeres: Todas, todas,
	curiosas presumidas, se acercan,
	atraídas por el brillo. Todas creen que
	pueden beber.
	¡Ay! yo también lo creí:
	pero miradme, miradme, ahora.
	¿No tengo en los ojos, y en todo mi
	rostro, el aspecto de un campo
	que acaba de ser regado por
	las lluvias y devastado por
	los vientos de la tormenta?
	¡Ay! las mujeres han bebido,- y
	se han ido; pero cada una me ha robado una piedra
	preciosa.
	Y aquí estoy, en mitad del camino. Ya me voy a
	morir. Todavía
	hay aquí joyas para muchos ladrones: ¿quién quiere
	mi copa?
	
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