La selva es honda. Corpulenta flora, Como densa muralla, el aire fresco Con sus perfumes penetrantes carga,- Y el tronco gris, y el ramo verde vierten Guirnaldas de moradas ipomeas Lamiendo troncos, Luengas raíces, de la azul laguna Las anchas ondas piedras besan, Como mujer que, en ademán de sueño Los senos recios adelante echando Los brazos tiende al amado tardío. Las verdes hojas, prometiendo amores, Murmurando, y en las ondas se reflejan. Como los vivos que en la tierra corren La dicha viendo, sin hallarla nunca, Y las raíces, de su tronco esclavas,- Como el espíritu al corporal arreo, Con desesperado aliento se sacuden, Y, como el alma en los espacios mueve Un ala, en tanto que en el tronco gime El ala esposa, gemidora esclava,- Al árbol alto Los blandos hilos en las ondas flotan.