Jadeaba Espantado
Jadeaba, espantado
Mirando atrás, venía
EI joven infeliz, cual si sintiese
Caerle sobre el talón una jauría.
Tronaba: centelleaba;
El cielo negro, airado
Porque la presa aún no madura huía.
Sólo la tierra cuando se abre puede dar idea
De lo que se veía en los ojos del mancebo
Infeliz. Como un gigante sobre la tempestad se
dibujaba:
La carne le caía
Cual comido de fieras;
Movió los hombros, y se oyó el ruido
Que hacen en tierra al caer los hierros.
Un barco misterioso, un barco negro
Tomó a su bordo al joven:
Se apagó la tormenta: y el pasajero
Sintió en su corazón la dicha de la
tierra, cuando, cansado de engendrar en ella,
el Sol la abandona.
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