Entre Los Hombres
Entre los hombres, viénese manchado
Cual del lagar hediondo en donde estrujan
Los laboriosos las uvas generosas.-
¡Tiemblen los que amen que a puñados duros
Como a la gente limpia los rufianes
Le enllagarán el alma enloquecida!
Y perseguido, como a fiera, ¡solo
En su lecho de luz caerá de bruces!
Echado al tigre el bárbaro sumiso a sus pies y ¡a
los hombres
Se echan los nuevos mártires ahora!
Pues como si árbol fuerte la semilla
Creciese y a pampa y fructifica.
El alma amante, q. vi darse suave
Ni aire ha de hallar, ni tenue luz y empleo.
Ni otro vio, a dejar la tierra oscura: -
Para ahondar la tierra el sol esplende -
Frutece en poma suave la semilla,
Y hoy, o después, o alguna vez, el que
De amor sin enojos hallará el alma.
¡Ya, yo he sentido, ya, cómo se mece
En el divino espacio el alma humana
Libre del cuerpo, así como una nube!
Bruñen el madrigal, repletan la oda
Y los viejos corceles al fin piafan.-
¡Taller! Pues va al taller: que se oyen ruidos
De clavos de oro y de buril de plata:
En la puerta, cual símbolo, una vieja
Repintada de rojo, se fatiga
Por embutir el pie, lindo e inquieto -
En un chapín de seda remendado
otro hervía
armaduras y trajes
y leyendas.
otro cogía de una cesta rubíes, y trabajaba mucho
para hallarle
otros iguales: de lejos lucían bien; pero en cuanto
uno se acercaba
veía ya la gastada pedrería, la diamantería.
Sin lustre, los corales sucios del uso; otro teñía
colores; y
halló sola a la Naturaleza, de altos senos y redondas
caderas, a
su amante.
Tardo y glorioso el lecho preparado.
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