¡Vivir en Sí, qué Espanto!

	¡Vivir en sí, qué espanto!
	Salir de sí desea
	El hombre, que en su seno no halla modo
	De reposar, de renovar su vida,
	En roerse a sí propia entretenida.-
	La soledad ¡qué yugo!
	Del aire viene al árbol alto el jugo: -
	De la vasta, jovial naturaleza
	Al cuerpo viene el ágil movimiento
	Y al alma la anhelada fortaleza.-
	¡Cambio es la vida! Vierten los humanos
	De sí el fecundo amor: y Iuego vierte
	La vida universal entre sus manos
	Modo y poder de dominar la Muerte.
	Como locos corceles
	En el cerebro del poeta vagan
	Entre muertos y pálidos laureles,
	Ansias de amor que su alma recia estragan
	De anhelo audaz de redimir repleto
	Buscar en el aire bueno a su ansia objeto
	Y vive el triste, pálido y sombrío,
	Como gigante fiero
	A un negro poste atado,
	Con la ración mezquina de un jilguero
	Por mano de un verdugo alimentado.
	¡Fauce hambrienta y voraz, un alma amante!
	Y aquí, enredado entre sus hierros, rueda
	Y el polvo muerde, el aire tasca y queda
	Atado al poste el mísero gigante.
	 
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