A Néstor Ponce De León

N. K, 21 de octubre de 1889
	A mi señor 
	Néstor Ponce de León:

	Viene a decirme Capriles
	Que alguien dijo en Broadway
	Que en mi discurso exclamé:
	"¡Los anexionistas viles!"

	¡Bien, y con mucha razón
	Me mandó usted el recado
	De tenerme preparado
	El espinudo bastón!

	Miente como un zascandil
	El que diga que me oyó
	Por no pensar como yo
	Llamar a un cubano "vil".

	Viles se puede llamar
	A los que al lucir el sol
	Del Diez, con el español
	Fueron, temblando, a formar.

	Los que al hombro los fusiles,
	Negra el alma y blanco el traje,
	Ayudaron al ultraje
	De su patria - ésos son viles.

	Vil viene vien, y no menos,
	Al que por la paga vil,
	Mata el ánimo viril
	Entre los cubanos buenos.

	Pero el que duda - ¡yo no!
	¡Yo no dudo! - que su tierra
	Puede después de la guerra
	Vivir con paz y con pro;

	Al que comparte la fe -
	La fe que yo no comparto -
	En el cariño del parto,
	Que pudo ser y no fue;

	Al que piensa - ¡yo no pienso
	Así! - que, en tanto desdén,
	Es dable un inmenso bien
	Sin un sacrificio inmenso;

	Al que, por odio a la guerra,
	Prefiera - ¡yo no prefiero! -
	El comerciante extranjero
	A la virtud de su tierra;

	Ese, ¡quién sabe si arguya
	En vano! ¡si en la mar fía!
	Pero si su tierra es mía,
	También es mi tierra suya.

	Y puede, de igual derecho,
	En brazos de otro soñarla,
	Como sueño en conquistarla
	Mano a mano y pecho a pecho.

	¡Qué dijera yo de aquel
	De opinión diversa, si
	Me llamara vil a mí
	Por no opinar como él!

	No hiero al mismo español,
	de quien la sangre heredé.
	¿,Y fratricida heriré
	A mi hermano en pena y sol?

	A mis hermanos en pena
	No los he de llamar viles,
	Los viles son los reptiles
	Que viven de fama ajena.

	Todo esto es muy simple, todo
	Es que nos daban por muertos
	El Diez, y al vernos despiertos
	Cierran el paso con lodo.

	¡Pero quisiera ver yo
	Frente a frente al zascandil
	Que dice que llamo vil
	A mi hermano y que me oyó!

	Donde no nos puedan ver
	Diré a mi hermano sincero:
	"¿Quieres en lecho extranjero
	A tu patria, a tu mujer?"

	Pero enfrente del tirano
	Y del extranjero enfrente,
	Al que lo injurie: "¡Deténte!"
	Le he de gritar: "¡Es mi hermano!"

	En la patria de mi amor
	Quisiera yo ver nacer
	El pueblo que puede ser,
	Sin odios y sin color.

	Quisiera, en el juego franco
	Del pensamiento sin tasa,
	Ver fabricando la casa
	Rico y pobre, negro y blanco.

	Y cuando todas las manos
	Son pocas para el afán,
	¡Oh, patria, las usarán
	En herirse los hermanos!

	Algo en el alma decide,
	En su cólera indignada,
	Que es más vil que el que degrada
	A un pueblo, el que lo divide.

	¿Quién con injurias convence?
	¿Quién con epítetos labra?
	Vence el amor. La palabra
	Sólo cuando justa, vence.

	Si es uno el honor, los modos
	Varios se habrán de juntar:
	¡Con todos se ha de fundar,
	Para el bienestar de todos!
	
	Su
	Martí	
	 
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