A Nicolás Domínguez Cowan

	Bravo y viril, audaz, los dominantes 
	Ojos, como decretos, encendidos 
	En el enjuto rostro, así eras antes 
	Amigo tierno, en años ¡ay! vencidos. 

	Cano el bigote ya, por la imperiosa 
	Piedad de un fiel hogar, manso y sujeto. 
	Así eres hoy, en tu jardín de rosa 
	Orlado, y nardo y myosotis discreto. 

	Pero - hoy o ayer - ante la infamia airado 
	No hay como tú quien se revuelva y vibre, 
	Y, tras tanto vivir, no te has cansado 
	Del constante deber de un pecho libre.
	 

José Martí
México, 31 de Julio de 1894