Bravo y viril, audaz, los dominantes Ojos, como decretos, encendidos En el enjuto rostro, así eras antes Amigo tierno, en años ¡ay! vencidos. Cano el bigote ya, por la imperiosa Piedad de un fiel hogar, manso y sujeto. Así eres hoy, en tu jardín de rosa Orlado, y nardo y myosotis discreto. Pero - hoy o ayer - ante la infamia airado No hay como tú quien se revuelva y vibre, Y, tras tanto vivir, no te has cansado Del constante deber de un pecho libre.
José Martí
México, 31 de Julio de 1894