No sé, Melitina hermana, que en este mundo haya cosa como la mañana hermosa en una selva cubana. Primero es perla dormida que va despertando al coro, y luego la perla es oro, y luego fragua encendida. Prenden el cielo cambiante vivas llamaradas rojas; el sol, por entre las hojas, reluce como un diamante. Mas calla de pronto, calla la Naturaleza toda; cesa con susto de boda la magnífica batalla Y por el claro horizonte, y por la pálida tierra, vibra, cual canto de guerra, la voz del clarín del monte... Selva es mi Cuba, arropada entre tristísimos velos; selva que ya ve en los cielos la luz de la madrugada. Y tú, Melitina mía, con tu voz dulce y sonora, eres el clarín de aurora de nuestra selva sombría.
José Martí
1894