Allá en el rudo basalto del murallón del camino, absorto vio un peregrino muy alto un lirio, muy alto. Colgaba del negro muro, que por alto y negro asombra, como la flor de la sombra, el lirio pálido y puro. Así, en el largo martirio de este destierro penoso, tu corazón cariñoso resplandece como un lirio.
José Martí
Jacksonville, Julio de 1892