A María Luisa Sánchez

	No hay en la bárbara guerra 
	del mundo, más que un consuelo 
	las estrellas en el cielo 
	y las niñas en la tierra. 

	No hay rival de la mañana 
	con su luz pálida y pura; 
	mas sí hay rival, tu ternura, 
	pálida niña cubana. 

	Yo diré, mi niña esbelta, 
	allá en mi hogar de martirio, 
	que he visto en Ibor un lirio 
	con la cabellera suelta.
	 

José Martí

Tampa, 1891