A Cocola en sus Natales

	No sé qué tiene el amor,
	Cocola, de pudoroso,
	Que dice el labio amoroso
	Mal lo que siente mejor. 

	Mas no sé lo que tus ojos
	Tienen, que mi labio animan,
	Y aunque temores me opriman
	Y me fatiguen enojos, 

	Al labio del alma brota
	Un cantar sencillo y blando,
	Que como va murmurando
	Tu nombre, parece nota 

	De misterioso laúd
	Pulsado en noche serena
	Por la hermosa mano buena
	Del ángel de la virtud. 

	Yo no sé qué puro aroma
	Tiene tu hogar, que parece
	Que aquí la vida amanece
	Entre plumas de paloma. 

	Pero sé que cuando llego
	Cansado y entristecido
	Pidiendo a mi pecho herido
	Para luchar nuevo fuego; 

	O cuando, mudo de espanto,
	Presencio un drama sombrío
	De esos del alma, que es río
	De ondas negras, y de llanto; 

	Cuando de infamias ajenas
	Traigo la frente cargada
	Y el alma triste agitada
	Del ansia de curar penas, 

	Como si un ave rozara
	Con blanca sedosa pluma
	- ¡Espuma que besa a espuma! -
	De un lago azul el agua clara, 

	Siento brisa generosa
	Que mi amargura suaviza,
	Y una palabra que hechiza
	Y una mirada sedosa, 

	Y fuerte para Iuchar
	Y seguro de vencer,
	Siempre que te vengo a ver
	Salgo fiero de tu hogar. 

	Cuárdete Dios - niña mía -
	De tocar tu frente honrada
	Con tanta frente manchada
	En esta vida sombría. 

	Y de buenos adorada
	Y entre virtudes mecida,
	Sé siempre, niña querida,
	Por virtudes coronada.
	 

José Martí
1 de abril de 1880