Feliz es el momento en que recibo Carta tuya; feliz es este día, Porque en ti pienso y de mi amor te escribo. Versos esperas tú que te anunciaba Allá por la pasada nochebuena. En el revuelto mar de mis papeles No se sabe posar la paz serena, Y, pues que soy doncel, obro sin pena Como obran desde antaño los donceles: Escribo, guardo, pierdo, Te quiero mucho, y luego me perdonas, Y si a mi loco juicio fuera cuerdo Pensar un triste ornarse con coronas, Las más bellas serían Las que tus lindas manos me darían, Los más consoladores tus laureles Al perdonarme por haber perdido Aquel que, por ser tuyo, hubiera sido El más bello papel de mis papeles. Impaciente y estúpido el correo, Lucha y vence mi amor y mi deseo. Carta es mi carta, mas si bien la peso, Me une a tu imagen tan estrecho lazo, Que es cada frase para ti, un abrazo, Y cada letra que te escribo, un beso.
Ana mía: perdona si mis versos son malos. Así brotan de mí en este momento. Yo no corregiría nunca lo que escribiera para ti. Dime, hermana amada mía: ¿sería capaz Blanco de pensar y amarte así?
1868