ESCENA V



Espirta y Abdala

Abd.    Perdona ¡oh madre! que de ti me aleje
	Para partir al campo. ¡Oh! estas lágrimas
	Testigos son de mi ansiedad terrible,
	Y el huracán que ruge en mis entrañas.
	(Espirta llora.)
	No llores tú, que a mi dolor ¡oh madre!
	Estas ardientes lágrimas le bastan
	El ay! del moribundo, ni el crujido
	Ni el choque rudo de las fuertes armas,
	No el llanto asoman a mis tristes ojos,
	Ni a mi valiente corazón espantan!
	Tal vez sin vida a mis hogares vuelva,
	U oculto entre el fragor de la batalla
	De la sangre y furor víctima sea.
	Nada me importa. Si supiera Abdala
	Que con su sangre se salvaba Nubia
	De las terribles extranjeras garras,
	Esa veste que llevas, madre mía,
	Con gotas de mi sangre la manchara!.
	Sólo tiemblo por ti: y aunque mi llanto
	No muestro a los guerreros de mi patria,
	Ve cómo corre por mi faz, ¡oh madre!
	Ve cuál por mis mejillas se derrama! 
	
Esp.    ¿Y tanto amor a este rincón de tierra?
	¿Acaso él te protegió en tu infancia?
	¿Acaso amante te llevó en su seno?
	¿Acaso él fue quien engendró tu audacia
	Y tu fuerza? responde! ¿O fue tu madre?
	¿Fue la Nubia? 
	
Abd.    El amor, madre, a la patria
	No es el amor ridículo a la tierra,
	Ni a la yerba que pisan nuestras plantas;
	Es el odio invencible a quien la oprime,
	Es el rencor eterno a quien la ataca; -
	Y tal amor despierta en nuestro pecho
	El mundo de recuerdos que nos llama
	A la vida otra vez, cuando la sangre
	Herida brota con angustia el alma; -
	La imagen del amor que nos consuela
	Y las memorias plácidas que guarda 
	
Esp.    ¿ Y es más grande ese amor que el que despierta
	En tu pecho tu madre? 
	
Abd.    Acaso crees
	Que hay algo más sublime que la patria
	
Esp.    ¿ Y aunque sublime fuera, acaso debes
	Por ella abandonarme? a la batalla
	Así correr veloz? ¿Así olvidarte
	De la que el ser te dio? ¿Y eso lo manda
	la patria Di! ¿Tampoco te conmueven
	La sangre ni la muerte que te aguardan? 
	
Abd.    Quien a su patria defender ansia
	Ni en sangre ni en obstáculos repara!
	Del tirano desprecia la soberbia;
	En su pecho se estrella la amenaza;
	Y si el cielo bastara a su deseo
	Al mismo cielo con valor llegara!
 
 	  ¿No te quedas por fin? ¿Y me abandonas?

Abd.    No! madre, no! Yo parto a la batalla!

Esp. 	       Al fin te vas?... te vas?... ¡Oh, hijo querido!
	(Se arrodilla.)
	A tu madre infeliz mira a tus plantas!
	Mi llanto mira que angustioso corre!
	De amargura y dolor tus pies empapa!
	Deténte ¡oh hijo mío!
	
Abd.    Levanta ¡oh madre!

Esp.    Por mi amor... por tu vida... no... no partas!

Abd.    ¿Que no parta decís cuando me espera
	La Nubia toda Oh! no! ¿cuando me aguarda
	Con terrible inquietud a nuestras puertas
	Un pueblo ansioso de lavar su mancha
	Un rayo sólo detener pudiera
	El esfuerzo y valor del noble Abdala¡
	
Esp.     Y una madre infeliz que te suplica, (con altivez.)
	Que moja con sus lágrimas tus plantas,
	¿No es un rayo de amor que te detiene?
	¿No es un rayo de dolor que te anonada?
	
Abd.    Cuántos tormentos!... Cuán terrible angustia!
	Mi madre llora... Nubia me reclama...
	Hijo soy... nací nubio... Ya no dudo,
	Adiós! Yo marcho a defender mi patria! (Se va.)


 

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