

EL CASIQUE DE ORNOFAI.
A la orilla de los mares,
Donde entre arrojos i montes
Se anidan pardos sinsontes
I bellas florestas hai,
Aparece entre colinas,
Entre cascadas i ríos,
Con numerosos bohíos
La provincia de Ornofai.
Aquí se alzan a las nubes
Las seibas i las palmeras,
I se arrastra en las riberas
El indolente carei;
Hermosos valles i cimas
Se presentan a los ojos,
Entre los verdes corojos
I las pencas del jarei.
Aquí cantan los solibios,
Aquí arrullan las guamicas,
I ostenta sus plumas ricas
El primoroso catei;
Aquí sus hojas plateadas
Muestra la altiva yagruma,
I a los záfiros perfuma
La roja flor del copei.
Aquí sus ramas ostenta
La dura i fuerte baría,
Aquí corre la jutía
En oculto manigual,
I aquí gritan las guacáicas.
En las veredas angostas,
I se levanta en las costas
El frondoso guamajal.
Corro ala el Jatibonico,
I al lejos alzan su cumbre
Del vivo Sol a la lumbre
Las sierras del Eacambrai:
I a la luz del claro día,
I a los rayos de la Luna
Es bella como ninguna
La provincia de Ornofai.
Aquí en frescas arboledas,
Entre pinos i macaguas,
I a la orilla de las aguas,
I a la sombra del yarei:
Con sus hamacas i redes
Alegre so domicilia
Una dichosa familia
Del pueblo del Sibonei.
Aquí en los bateyes danzan
Soñando dichas i amores,
I entre pájaros i flores
Van tocando el caracol
Aquí viven entre juncos
I cedros i guacacoas,
1 aquí labran sus canoas
Hijo a del agua i del Sol.
Aquí loa indios dichosos
Van por las grutas estrechas
Traspasando con sus flechas
La guanara i el quemí:
1 busca sombra i descanso
La raza de negros ojos,
Bajo los altos corojos
I el frondoso cuajaní.
Mas bella Ornofai parece
I mas seduce i encanta,
Porque en medio se levanta
De Magon i Camagüei:
¡Ornofai! florido campo
Donde luce un cielo hermoso:
¡Ornofai! ¡pueblo dichoso
De la tribu Sibonei!
Vive un indio en estos valles
De noble i pura mirada,
A cuya voz prosternada
Se rinde la indiana grei;
A quien bendicen lo mismo
Que al ídolo i al Behique;
Es Analai, el Casique
De esta tribu Sibonei.
Como el majá de sus bosques
Es apacible, indolente,
Tersa i morena es su frente
I negros sus ojos son;
Ciñe plumajes mas lindos
Que los que lleva la palma;
Bello el rostro, pura el alma,
Jeneroso el corazón.
Todos escuchan atentos
Las palabras de su labio:
De los indios el mas sabio
I mas justo, es Analai:
Vence a todos los Casiques
Porque es fuerte como el roble,
I valiente i franco i noble
El Casique de Ornofai.
De Ornofai llega a las costas
Colon: al ver sus riberas,
Sus montes i sus palmeras
Va de sus sombras en pos:
Después de tantas angustias,
Tras tormenta borrascosa,
Esta tierra tan hermosa
Quiere presentarle Dios.
Mitiga su sed ardiente
En sus aguas cristalinas,
I las aves peregrinas
Lo arrullan con su canción:
I así esclama agradecido,
A Dios alzando las manos:
-¡La tierra de los cubanos
Es tierra de bendición!-
Desde entonces en los aires,
Con mas espléndidas galas,
Abre sus preciosas alas
El brillante guatini;
Desde entonces en el bosque
Gozando placer intenso,
Ante las flores suspenso,
Jira zumbando el guaní.
En medio de las colinas
De los cedros i jagüeyes
Jefe de los Siboneyes
Allí aparece Analai.
Luego a Colon se dirije
I al pié de un florido soto,
Así hablaron el piloto
I el Casique de Ornofai.
-Haces bien: en tus altares,
Para que colme tus duelos,
Ruega al Dios de tus abuelos
Que en tí derrame su luz:
Pero me dicen que vienes
Por estos llanos i sierras,
A conquistar ricas tierras
Con la espada i con la cruz.
En ese cielo que miras
Sobre esos cedros i palmas,
Vive el que premia las almas
I reparte el mal i el bien:
Allá nos lleva la muerte
Junto al Señor soberano,
I allí castiga al tirano,
I al justo premia también.
Allí vivirás dichoso
Si en estas seibas i atejes
Dulce i afable protejes
Mi pura, inocente grei;
Pero te aguarda el infierno
Si perturbas nuestras aguas,
Si rompes nuestras piraguas
I matas al Sibonei.
Yo te brindo mis caneyes,
I mis peses i mis tortas,
Pero si ingrato te portas
Guai de los tuyos, i guai
Del que tale mis florestas,
I me arranque de mis ríos
I destruya los bohíos
Del Casique de Ornofai.-
-No vengo como tirano
A devorar tus hogares,
Porque traigo a tus palmares
Del Evanjelio la lei
Yo te libro del Caribe
Que te forja odioso yugo,
Te libro de este verdugo
Del pueblo del Sibonei.
Jamas llenaré de luto
Tanta dichosa ecsistencia,
Tanto amor, tanta inocencia,
Tanta flor i tanta luz:
Bajo el puro i limpio cielo
De tu tierra perfumada,
Yo no vengo con la espada,
Solo vengo con la cruz.
Yo te llevaré a las playas
Del Oriente, la mar grave
Tú pasarás en mi nave;
Deja, Casique, tu grei:
Verás otros horizontes
De otro Sol a los reflejos;
Ven, Casique, parte lejos
De tu tribu Sibonei.
Allí verás levantarse
Con su hermosura infinita
De Córdoba la mezquita,
Los jardines de Boadil;
El palacio de la Alhambra
I las plazas i los circos,
Donde en la morisca zambra
Triunfó el árabe jentil.
-El solibio de los talles
Cuyo trino nos arroba,
En el cedro i la caoba
No abandona su confin;
I en las seibas el sinsonte
En la rama suspendido, -
Siempre en torno de su nido
No abandona su jardín.
I ¿seré mas insensible
Que solibios i sinsontes?...
I los valles i los montes
Donde suena el carasol,
I las aves i las palmas
De mi bello i puro suelo
¿Dejaré por otro cielo?.,.
Dejaré por otro Sol?...
¿Dejaré mis bellos hijos
I mis bosques i florestas,
I las danzas i las fiestas
Que celebro en el batei?...
¿Dejaré la esposa casta
Que en su seno me recibe?...
¡Antes destruya el Caribe
El pueblo del Sibonei!...
-Noble Casique, yo admiro
Ese dulce i puro anhelo
De vivir bajo tu cielo
Siempre unido con tu grei:
Es la tierra mas hermosa
Que vieron ojos humanos,
La tierra de los cubanos,
La patria del Sibonei.
Aquí encuentro nueva vida,
Aquí se enajena el alma,
A la sombra de la palma,
Del dagame i del jagüei:
De Ornofai en las riberas
Hallo divinos consuelos...
¡Bendita está por los cielos
La patria del Sibonei...
Dijo: i los indios cubanos
Alzando sagradas prezes,
Le llevan frutas i pezes,
Ansiando todos su bien;
I tiernas aves le llevan,
I las conchas de los ríos,
I le ceden sus bohíos
I las tortas del buren.
Con espléndidos plumajes,
I con los rostros pintados,
De dos en dos enlazados
Van danzando en el batei;
I gritan todos:-En Cuba
Se hallan divinos consuelos,
¡Bendita está por los cielos
La patria del Sibonei!-
Pasa un siglo: sus ramajes
Mecen las mismas palmeras;
Sobre las mismas riberas
Va arrastrándose el carei;
Los mismos valles i montes
Se presentan a los ojos,
Con los cedros, los corojos
I las palmas del yarei:
Corre allá el Jatibonico,
I acá levantan su cumbre,
Del Sol a la misma lumbre,
Las sierras del Escambrai:
Mas nada... nada del indio...
Hundiéronse en estas aguas
Los guáiros i las piraguas
Del Casique de Ornofai.
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